Sin consuelo, sin poder entender lo que había ocurrido con su hijo, el atribulado padre de José Luis Arrieta, de 20 años de edad, trató de brindar alguna información a la Policía, pero no encontró explicación alguna.
Fue ayer a la mañana, en Corral de Bustos, cuando se levantó y se dirigió a la pieza del muchacho, al que halló sin vida pendiendo de una soga que estaba atada a un ventilador de techo.
“Los padres dicen no haberlo visto depresivo ni con un problema que lo llevara a tomar esta drástica determinación, tampoco dejó carta alguna, es una situación que veremos si podemos dilucidar con el correr de los días”, dijo el subcomisario Gustavo Rantica, a cargo del procedimiento.
Ningún integrante de la familia Arrieta, muy conocida en esa ciudad del sur de la provincia de Córdoba, encuentra un indicio, al menos, que permita explicarse lo sucedido.
Los únicos datos emergentes son los proporcionados por el papá a la Policía en donde cuenta cómo y cuándo lo encontró, como así también el dato de que, casi con seguridad, se trató de un suicidio ocurrido durante la noche del viernes o la madrugada de la víspera.
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