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Bergesio mostró ayer en la Redacción de EL DIARIO las secuelas de una “tarde de furia” por parte de algunos efectivos policiales. Por la mañana radicó una denuncia penal en Tribunales |
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Otro estremecedor episodio de abuso policial tuvo como víctima a un joven trabajador municipal de Villa María, quien fue detenido, esposado y pateado en la espalda por tres efectivos del Comando de Acción Preventiva (CAP), uno de los cuales le gatilló varias veces en la cabeza con su arma reglamentaria en una aberrante acción intimidatoria.
Se trata de Lucas Esteban Bergesio, de 26 años, quien ayer por la mañana radicó una seria denuncia penal en la Fiscalía de Instrucción del Segundo Turno, donde incluso fue revisado por el médico forense a raíz de las secuelas que dejaron en su cuerpo los maltratos físicos a los que fue sometido.
Bergesio fue apresado junto a su amigo Lucas David Basconsela el martes por la tarde, durante un procedimiento policial realizado en el denominado “caminito del golf”, un sendero que costea la ribera del Ctalamochita por los fondos del predio que ocupa el Villa María Golf Club en la vecina ciudad de Villa Nueva.
Conduciéndose en una moto y agobiados por el calor, ambos jóvenes buscaban un lugar para darse un chapuzón en el río cuando, imprevistamente, se toparon de frente con un móvil del CAP, ante lo cual debieron detener la marcha.
Al relatar lo acontecido en la Redacción de EL DIARIO, Bergesio dijo que los dos uniformados se bajaron portando sendas escopetas y que, apuntándolos, les exigieron: “¡Quédense quietos y tírense al suelo!”.
Ubicados boca abajo en el suelo, ambos jóvenes fueron esposados por la espalda, al tiempo que arribaban al lugar otros dos patrulleros del mismo cuerpo preventivo, aunque el denunciante aclaró que sólo uno de los cuatro uniformados que llegaron se sumó a la brutal agresión, ya que los tres restantes “se quedaron mirando”.
Feroz golpiza
Bergesio contó que, pese a estar inmovilizados por los grilletes metálicos, tanto él como su amigo comenzaron a ser pateados en el suelo por los policías, quienes les aplicaron puntapiés en la espalda, en el pecho y en los brazos, al tiempo de preguntarles -a viva voz- “¿dónde está el fierro, dónde está el fierro?”.
“No tenemos nada... no sé de qué me estás hablando”, le respondió el trabajador municipal al inquisidor policía, ante lo cual obtuvo como respuesta un irónico “¡ah!... ¿vos sos pícaro?”.
El joven agregó que seguidamente lo levantaron de las esposas y, prácticamente arrastrándolo, lo llevaron hasta unos 80 metros del lugar donde se produjo la detención. “Allí me hicieron arrodillar y uno de ellos me puso la pistola en la cabeza y empezó a gatillar... fueron cinco o seis veces”, relató Bergesio.
Balazo al suelo
Pero la cosa no terminó ahí, ya que instantes después el mismo policía efectuó un disparo que impactó en el suelo, muy cerca del joven, quien ante la aberrante intimidación sufrió una crisis de nervios que llegó hasta las lágrimas.
“Después de ese balazo me siguió gatillando en la sien... ahora pienso que es posible que haya tenido dos armas, una cargada y otra no”, añadió el denunciante.
Bergesio contó que lo único que se le ocurrió hacer fue cerrar los ojos y que verdaderamente sintió miedo por su vida, ya que durante todo ese episodio el uniformado le mostraba su pistola reglamentaria y le decía “¿vos sabés lo que hace esto?”, en una clara acción intimidatoria, a la que le siguió la temeraria frase “¿ves que está cargada?”, justamente pronunciada tras el disparo que impactó en el piso.
En una de las tantas veces que le gatilló, el agresor le produjo un corte en la oreja izquierda.
Posteriormente, Bergesio fue llevado nuevamente hasta donde estaba Basconsela y dejaron a ambos tirados a la orilla del camino de tierra, siempre esposados por la espalda y con las cabezas tapadas con sus remeras.
Poco después los policías llamaron a dos muchachos que supuestamente pasaban por el lugar y les exhibieron los elementos secuestrados a ambos detenidos, entre los que se hallaban un teléfono celular marca Samsung, un encendedor y dinero en efectivo que llevaba Bergesio.
El joven contó que, una vez trasladados a la Comisaría de Distrito local, a eso de las 19 del martes, le informaron que él había sido detenido por “tenencia de estupefacientes”, aunque el denunciante negó enfáticamente que haya tenido droga en su poder.
Con respecto a Basconsela, Bergesio contó que todavía permanece detenido, acusado de portar un arma de fuego (el mismo martes la Policía informó oficialmente que se trataba de un revólver calibre 22 corto que estaba cargado), aunque aquí también el denunciante negó en forma terminante que hayan llevado dicho artefacto.
Arma "plantada"
“No tengo ninguna duda que le pusieron el arma, se la plantaron”, señaló el trabajador municipal, confirmando lo que acababa de decir.
Dijo también que su amigo recibió una golpiza aún más severa que la padecida por él, ya que debieron llevarlo al Hospital Pasteur porque tenía una lesión grave en uno de sus brazos, producto de las violentas patadas recibidas.
Bergesio recuperó la libertad el jueves por la noche, alrededor de las 22.30 (es decir que estuvo detenido más de 50 horas), y ayer por la mañana radicó la denuncia en la Fiscalía que está a cargo de Gustavo Atienza, Secretaría de Guillermo Picco, y es patrocinado por el abogado Marcelo Martín Silvano.
En la misma dependencia judicial fue revisado por el médico forense Miguel García, quien constató las heridas que presenta en distintas partes del cuerpo.
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