|
|
|
|
|
|
|
Domínguez, Cerutti y Barengo celebran el gol del ex Alem. Rivadavia |
|
|
|
|
|
Escribe: DIEGO PELLEGRINI -h-
Rivadavia finalista. Tuvieron que pasar cinco años para que el conjunto de Arroyo Cabral vuelva a formar parte de la cita máxima que tiene el fútbol doméstico.
Y a decir verdad, lo hizo y con todos los méritos, dejando nada más ni nada menos en el camino que al actual bicampeón, Universitario.
Solidez, convicción y una gran certeza para golpear en los momentos claves son algunos de los atributos que el conjunto dirigido por José Luís Danna mostró para llegar a la final.
Ayer derrotó 2 a 1 al conjunto villamariense para confirmar la superioridad a lo largo de esta serie de semifinal. Porque tanto en el partido de ida, como en el disputado en la víspera, en Plaza Ocampo, Rivadavia demostró estar maduro para hacerle frente a cualquiera, transformándose en serio candidato a la corona.
Claro que para encontrar un desarrollo favorable en la revancha, fue clave el gol tempranero del visitante. Porque cuando el reloj marcaba tres minutos de juego, el “verde” ya empezaba a festejar: Un pelotazo largo de Antonio Russo sorprendió a toda la defensa local, Gustavo Cerutti le ganó a Nicolás Pierantoni y definió ante la salida de Rafael Ballatore. 1 a 0 para Rivadavia y panorama complicado para Universitario.
De ahí en adelante, al local le costó encontrar los caminos, por ende, los de Joselito Bernadó lucieron desconocidos en gran parte de la primera etapa.
Inconexo y con pocas ideas, el equipo de la casa de altos estudios podía hacer poco y nada ante la solidez de su rival.
Entonces, las jugadas de peligro para los de José Luis Danna seguían apareciendo. Disparo de Lucas Barengo (7’) y media vuelta de Cerutti, bloqueada por Nicolás Rodríguez (19’) eran una muestra del momento del encuentro.
Por su parte, Universitario insistía más con lo individual que con lo colectivo y cada tanto se acercaba al arco de Marcelo Berardo, aunque no con tanto peligro.
Un remate peligroso de Martín Truglio y un centro del bellvillense que ni Barbuio ni Vicario pudieron conectar, fueron algunas de las aproximaciones del campeón.
Pero pasada la media hora, el local comenzó a mejorar, Rivadavia ya no se mostraba tan sólido en la mitad de la cancha y Universitario jugaba cada vez más cerca de Berardo, viviendo el mejor momento en el cotejo.
Y luego de tres situaciones claras de peligro donde el tridente ofensivo (Marín, Liendo y Barbuio) no pudo capitalizar, llegó el empate: Joaquín Hernández (ingresó por Vicario) ganó por izquierda y envió un centro interesante, que encontró en el segundo palo a Truglio. El volante controló y definió para colocar el 1 a 1.
El partido era otro, ya no mandaba Rivadavia como entonces y parecía que Universitario podía obtener algo más antes del entretiempo.
Pero cuando el reloj marcaba 45’, Santiago Domínguez sacó un conejo de la galera y, con un disparo perfecto, decretó el 2 a 1. El volante metió un derechazo que se clavó en el ángulo superior derecho de un Ballatore que nada pudo hacer.
Ese gol fue el que terminó de liquidar la serie porque, a pesar que el local insistió en todo el complemento, poco pudo hacer ante la importante diferencia obtenida por la visita.
Justamente en el segundo tiempo, Universitario trató de llegar al empate rápidamente para quedar algo más cerca en el global. Y a pesar que tuvo sus chances, nunca lo pudo concretar.
Un disparo de Rodrigo Liendo que tapó el uno y otro del ex Yrigoyen que cruzó todo el arco y ni Marín ni Barbuio pudieron conectar, fueron algunas de las que tuvo el equipo villamariense.
Claro que con el correr de los minutos, el reloj comenzó a ser el principal enemigo del local. Porque a pesar de que lo buscó con algunos cambios, como los ingresos de Sontag y Ostiatti, nunca pudo vulnerar a Berardo y compañía.
Por contrapartida, quien tendría las más claras sobre el final sería el mismísimo Rivadavia. Pero en un par de oportunidades, Cerutti no pudo empujar al gol lo que hubiera sido el tercero para los de Cabral.
Universitario, ya resignado, sufrió la expulsión de Rodríguez cuando todo estaba liquidado, despidiéndose del torneo con la frente en alto, pero con la bronca de no estar por primera vez en un cotejo decisivo. Y todo culpa de Rivadavia, que ganó, es finalista y sueña con el título.
El árbitro
Pablo Echavarría tuvo un partido correcto. Nunca manifestó dudas en sus fallos, mostrando capacidad para llevar adelante un cotejo complicado. Bien con las amarillas y correcto a la hora de la expulsión a Rodríguez.
La figura
Santiago Domínguez se destacó nuevamente gracias a su trabajo por el sector izquierdo. Además de convertir el gol de la victoria, con un remate al ángulo, ganó siempre por su banda, aportando en la ofensiva de su equipo.
Otras notas de la seccion Deportes
El peor Agosto de su vida
Argentino, campeón
Jockey no pudo con Athletic
Otra victoria del "Sanmar"
Villa María, subcampeón
|