Una fiesta popular y con concurrencia masiva se llevó a cabo ayer en el amplio salón Bomarraca de la Biblioteca Bernardino Rivadavia.
El evento, organizado por el municipio y el Ente Turismo y Recreación en vísperas de un nuevo aniversario del Día de la Independencia, comprendió la elaboración del llamado “El locro más grande del mundo” y de una peña que fue coronada con la presencia estelar de Peteco Carabajal.
El locro, mejor que en 2010
Cerca del mediodía se comenzaron a ofrecer las primeras bandejas de la tradicional comida a un valor módico de 10 pesos. La producción culinaria estuvo a cargo de la Escuela de Gastronomía Capacitar, la cual se encargó de concretar tamaña empresa como sucediera en 2010, en el marco de los festejos por el Bicentenario de la Patria.
Emilia Wenger, una de las referentes de la institución educativa, comentó a EL DIARIO que para esta ocasión se atendieron ciertas observaciones que habían reducido la calidad de alimento en la experiencia anterior.
“En esta oportunidad mejoramos el tiempo de elaboración, ya que comenzamos la cocción mucho más temprano, y además agregamos chapones a los costados de la paila (la olla gigante), para que se mantenga el calor”, indicó.
En rigor, se manipularon 5.600 kilogramos de comida que resultaron en una cifra estimada en 12 mil porciones de 300 gramos cada una. Durante el jueves y viernes pasado, los alumnos de Capacitar seleccionaron, cortaron y picaron los ingredientes necesarios y el sábado, a partir de las 15.30, inició la cocción que luego se extendiera -sin parar- hasta el día siguiente. “Los chicos pasaron la noche y la madrugada colocando los ingredientes correspondientes a cada hora”, añadió Wenger. En total trabajaron 50 estudiantes, en horarios rotativos, y cuatro chefs como coordinadores: Guillermo Cicarello, César Nahabetian, Nicolás Vitale y Lucas Ríos.
Mientras se iba desandando la jornada, tanto los asistentes a la peña como distintos vecinos de la ciudad formaron largas colas para buscar las porciones.
Algunos terminaron consumiendo el alimento en pleno salón y otros, provistos de ollas y tapers, decidieron guardarse el sustento calórico para otra oportunidad.
Cuando finalizó la peña, en la paila todavía nadaba una buena cantidad de locro la cual, según acotaron desde Capacitar, sería donada a diferentes entidades e instituciones benéficas de nuestro medio.
Peteco y su grupo “familiar”
En cuanto a la faceta musical, la grilla de artistas locales comenzó a desarrollarse arriba del escenario a partir de las 12, con la actuación de: Los Arrayanes, Claudia Mazzini, el conjunto típico A Puro Tango, El Angel Nicolás y el grupo folclórico Las Voces del Río.
Alrededor de las 16, y ante un marco de público estimado en 5 mil personas, hizo su entrada el músico santiagueño Peteco Carabajal junto a su grupo integrado por representantes del más rico linaje folclórico.
Vale señalar: el bajista Juancho Farías Gómez es, como se advierte en su apellido, el hijo del recordado Chango Farías Gómez. Homero Carabajal, retoño de Peteco, hizo las veces de guitarrista y baterista, lugar que oficialmente ocupara su medio hermana, la joven Martina Ulrich, cuya actitud y su remera (de Red Hot Chilli Peppers), parecía más a la de un artista de rock. La banda se completó con Ricardo Carabajal en percusión y Daniel Patamchón en guitarra eléctrica.
El repertorio comenzó, tras la introducción de “Soy santiagueño, soy chacarera”, por un repaso sobre el último álbum del músico, “El viajero”, con piezas como “Aleluya chacarera”, “Bienvenidos”, “Juan del monte”, “Quimey Neuquén” y “Como arbolito en otoño”.
Mientras Peteco cantaba, debajo del escenario, un elenco de danza de la Agrupación Folclórica Villa María (emperifollado con vestimenta gauchesca y colonial) dibujaba distintas figuras coreográficas, como también lo hiciera -en clave informal- un grupo del PEUAM (adultos mayores de la UNVM). El cancionero continuó con las obras más populares de Peteco como “Como pájaros en el aire (las manos de mi madre)”, “Déjame que me vaya” (de Carlos Carabajal), “La estrella azul” y el cierre a pura chacarera con “Puente carretero” y “Entre a mi pago sin golpear”, con la compañía de otros artistas y aficionados sobre escena.
“A ver si me invitan al Festival”
Durante su show, Peteco tuvo tiempo para despuntar el vicio con su amado violín ejecutándolo debajo del escenario, bien pegado al público; también dejó subir a chicos a cantar con él (como una pequeña, Sofía, de sólo 4 años); y hasta bromeó con el intendente Eduardo Accastello, luego de que le entregara una plaqueta al decir que podía traer consigo a “buzos de Santiago”, entrenados en remover locros. Lo que no resultó en broma fue la alusión al Festival de Peñas. “A ver si, gracias a estos aplausos y este público, por fin me invitan al Festival”. En rigor, el artista ha actuado en varias ediciones del evento (la última en 2009), aunque se advirtió que la referencia apuntaba a los nuevos responsables del Anfiteatro (Alfiz Producciones).
Fotografías: Se repartieron porciones de locro tanto en bandejas como en ollas y tapers
2: La solista Claudia Mazzini fue una de las artistas locales que participaron
3:Peteco cantó, tocó el violín, bromeó con el intendente y pidió que lo inviten al Festival
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