Casi como una sana costumbre, leo EL DIARIO todos los días, además de otras publicaciones relacionadas con el deporte en general, y me sorprenden algunas declaraciones o manifestaciones de referentes de distintos sectores.
En tiempos donde desde sectores oficiales se pueden conseguir con más facilidad los elementos para concretar objetivos, uno se encuentra con algunas apreciaciones que no tienen nada que ver con la realidad.
Debemos decir que con nuestra escuela de fútbol fuimos alojados en el complejo de Embalse en forma gratuita, gracias a la gestión de la doctora Stella de Montes y resulta que en esa misma semana se disputó el torneo infanto juvenil y cada delegación tuvo que efectuar un aporte económico. ¡Qué contradicción!
En este tiempo donde el mercantilismo es la bandera de los piolas de siempre, es común escuchar la obligación de pago o contribuciones que deben realizar los pibes o sus padres como cuota mensual: pago de viajes, venta de rifas, la mayoría de las vestimentas tienen sponsors, o el pago de entradas a la cancha. Incluso, el pago de inscripción para ingresar a una institución. Por eso se hace incomprensible lo que se denomina derecho de formación.
Algunos no pueden pagar y si no tienen muchas condiciones no son becados.
En síntesis, parece que se paga para entrar y luego para salir.
Uno hace memoria y recuerda con afecto a quienes sin ser remunerados hicieron historia en el fútbol de Villa María.
Cuánto tendrían que haber sido remunerados el “Pololo” Sánchez en Unión Central, el “Bambino” Guardatti en Alem, Galíndez en River, Carmona en Sarmiento, Arturo González en Argentino o Giovannini en La Playosa, por nombrar a algunos que enriquecieron al fútbol de Villa María y la región.
Todo esto que enumeramos hace inexplicable la comprensión de estas dificultades que provocan los mayores en perjuicio de los que sueñan con un fútbol distinto.