Alicia Peressutti se reunió en el Arzobispado de Buenos Aires con el cardenal Jorge Bergoglio, quien le hizo entrega de avales a la construcción del albergue para víctimas de la trata de personas que se levantará en Villa María. El alto dignatario de la Iglesia le remarcó que considera “un horror el tema de la mafia de la trata” y le aseguró que tiene la causa “en el hombro”.
“Me recibió y dijo que nos apoya enteramente con el Congreso a realizarse en nuestra ciudad, que entiende nuestra soledad y que estaba contento con la Ley de Trata de la provincia de Córdoba”, a la que consideró producto de “tantos años de militancia”. “Las políticas públicas deben responder al bien común”, le señaló el pastor a la dirigente villamariense.
“Cuando lo veo al cardenal siento esperanzas, me hace confirmar que dentro de las grandes organizaciones e instituciones hay gente comprometida con la causa; no hay muchas personas, pero Dios nos cruza en el momento justo para sostenernos”, evaluó. “Es tanta la soledad, es tan honda, que cuando aparece alguien que tiene un paraguas para el huracán nos parece un milagro”, confesó Peressutti a EL DIARIO.
En tanto, la titular de Vínculos en Red visitó la fábrica recuperada Lacar y elogió lo conseguido por los integrantes de la misma. “Resistieron ocho meses sin cobrar, algunos perdieron su única casa”, contó. “Ahora funcionan en un salón que les presta La Alameda, en Parque Avellaneda. Son un ejemplo de lucha, nos contaban que como la patronal te divide entonces no luchás. En 20 años jamás habían hecho un paro, dependían de ese laburo 150 familias y por las condiciones económicas muchos buscaron otro empleo, quedando sólo 30 familias”, explicó la escritora.
“Se reúnen allí una vez a la semana y cada cooperativa lleva lo que tiene para vender, lo que se transforma en un mercado solidario”, resaltó.
Peressutti confesó su emoción al visitar La Alameda porque allí funciona también la Cooperativa 20 de Diciembre, construida “por trabajadores que eran víctimas de trata laboral, que cuando pudieron salir de ese drama se organizaron en esta cooperativa y a la vez trabajan en conexión con otras de otros países en sus mismas condiciones, es decir, sobrevivientes de este horror”.
“Cuando conversábamos observé que no paraban de coser, sólo dejaban de hacerlo para mirarme a la cara u observar por las ventanas: los sobrevivientes de la trata siempre buscan espacios donde puedan ver hacia afuera, porque han vivido mucho en las sombras”, explicó.