Gary Glitter se entronó durante la década de los setenta como el "el rey de lo bailable". Era imposible imaginar por aquel entonces a un disc jockey que no contara en su generosa discoteca con una placa de este artista, dedicado decididamente a la industria discotequera. Este ídolo de la "década dorada", con tendencia a engordar y edad indefinida (ha declarado haber nacido en 1940), en realidad se llama Paul Francis Gadd.
Se presentó bajo una larga serie de seudónimos, hasta que las sabias directrices del productor Mike Leander lo convirtieron en la "gran estrella del glam". Con él grabó "Rock and roll", una producción que hubiera pasado sin pena ni gloria a no ser porque se descubrió la extraordinaria segunda parte, escondida en la cara B, que acabó siendo una de las más festejadas obras musicales del verano del 72. Fueron muchos los surcos exitosos que plasmó en vinilo, básicamente productos comerciales, pasatistas y efectivos. En otras palabras, el DJ de la época ponía en la bandeja un disco de Glitter y era seguro que nadie dejaba de bailar. Algunos de sus temas más difundidos fueron, "Hello, I´m back again”, "I´m the leader of the gang" (Soy el líder de la banda), "I love you to love me" , "Oh yes! you are beautiful” y una larga lista. Paralelamente, tuvieron una grandiosa aceptación sus acompañantes artísticos, los integrantes de The Glitter Band, creadores de la mejor y más estridente música bolichera. La imagen y el poderío musical de Gary Glitter se desvaneció muy pronto, pero a pesar de ello hizo un aporte efectivo: volvió a crear ritmos que no necesitaron jamás de estupefacientes para ser bailados, esto tras el largo paréntesis impuesto por la época del "hippismo" y la "psicodelia". Vilipendiado por las autoridades musicales como producto meramente comercial e intrascendente, el tiempo demostró que el "glitter-rock" generó mucha alegría en las pistas de baile y abundante efectivo para las discográficas que confiaron en su estilo.

En la Villa
Epocas del buen vestir

Cómo olvidarnos de Baby Boys. Sus comienzos datan de octubre del 57, comenzando sobre calle San Martín al 215 con toda la energía y dedicación que le imprimieron los hermanos Juan y José Carmona, Rogelio Bertolino y Ricardo Montero. Sus inolvidables primeras jornadas de venta incluían indumentaria para niños y adolescentes, incorporando paulatinamente la venta de trajes y uniformes para colegios. La formidable respuesta de sus clientes y su consecuente agigantada demanda obligó a los responsables de esta firma local a un traslado, en principio, no previsto. De este modo la tradicional casa dedicada a la venta de prendas masculinas abrió sus puertas en el mismo microcentro durante setiembre de 1960, pero en Corrientes 1048.
Con el paso de los años y con los cambios lógicos que imponen los tiempos y asuntos comerciales, Rogelio Bertolino asume como único titular del emprendimiento, modificándose la razón social para transformarse en "Míster de Baby Boys". Nobleza obliga y justo es reconocer (entre otros) a personas que como Carlitos Núñez (sastre) y Marcelo Morelli (vendedor), fueron hombres de confianza y pilares fundamentales durante la última etapa del proyecto.

Atilio Ghezzi
Especial para EL DIARIO