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Se destacaron los vestuarios y algunos movimientos en cuadros musicales |
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En principio, vale señalar que el desembarco de obras teatrales con formatos revisteriles en nuestra ciudad es un acontecimiento peculiar, que no sucede a menudo.
El clásico subgénero repleto de plumas y purpurina que prestigia las marquesinas de las temporadas veraniegas en Mar del Plata y Carlos Paz, arribó el sábado pasado al Teatro Verdi de la mano de la compañía liderada por Carmen Barbieri y el humorista Beto César.
“Barbierísima”, cuyo libro original fue rubricado por la ex pareja de la vedette, Santiago Bal, ofreció dos funciones (la primera repleta y la segunda con más de la mitad de sala), destinadas a arrebatar carcajadas con humor procaz y efectista y a estimular imágenes sensoriales a partir de los pulposos y sensuales cuerpos de la primera línea de bailarinas.
La puesta, deudora de una tradición bien porteña del teatro de revistas, que comprende una estructura intercalada de sketches de humor con cuadros coreográficos, alcanza un destacado nivel de producción y de vestuario que parecería no corresponderse con la composición de diálogos y de escenas desarrolladas.
La incesante alusión a la actualidad mediática (incluyendo la ruptura de Bal-Barbieri), como una relación endogámica entre teatro y televisión farandulesca, más la inclusión de chistes burdos y parlamentos sin terminar -para apelar a la improvisación- van en desmedro de los diferentes musicales, ambientados y preparados cada uno para la ocasión. Entre las bailarinas se destaca entre otras, Tamara Gala, quien desarrolla un finísimo cuadro donde demuestra sus probados conocimientos de danza moderna. Andrea Ghidone, en tanto, despunta su perfil más cómico, al igual que la escultural Andrea Estévez quien comparte cartel con Claudia Albertario y Victoria Xipolitakis. La grata sorpresa fue la incorporación de Emiliano Rella, quien años atrás emergiera en el programa de llamadas nocturnas “Call TV”. Su comicidad desacartonada opacó incluso al propio Beto César quien, en su monólogo, sólo se dignó a deslizar algunos chascarrillos mientras caminaba entre las butacas y a “pasar factura” por el frío que habían padecido en el teatro de Bell Ville, la noche anterior.
Carmen, en tanto, juega -con oficio aunque sin sobresalir de partener tanto de César como de Germán Krauss (remplazante de Bal), valiéndose más bien del carisma y del extenso cariño que mantiene intacto con su público.
Juan Ramón Seia
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