Después de tantos meses o semanas sucede lo que tanto se esperó y se temió, el nacimiento.
El miedo al parto se diluye rápidamente, y junto a la enorme alegría del nacimiento surgen también los temores sobre la salud del bebé.
El cuidado del recién nacido (foto) tiene como objetivo supervisar que el proceso de adaptación se realice en forma normal y ayudar a los papás a comprender las características propias de este período y de los fenómenos fisiológicos que no ocurren en otra edad.
Hay un período de adaptación clave en los primeros días entre la madre y el recién nacido que abarca funciones biológicas, psicológicas y espirituales.
La supervisión del proceso de adaptación implica la detección de alteraciones que se salen del rango normal. Estas deben ser evaluadas en el mismo momento del nacimiento cuando el neonatólogo toma contacto con el bebé al sostenerlo mientras el obstetra corta el cordón umbilical. Al advertir el tono muscular que presenta el bebé, la aparición de movimientos o incluso el llanto está realizando el famoso test de Apgar, el que es un score creado por la doctora Virginia Apgar para unificar criterios en cuanto a la evaluación de la oxigenación del recién nacido.
Este test se realiza dos veces, al minuto y a los cinco minutos de vida. El examen del primer minuto indica cómo está el bebé en ese momento y si necesita reanimación (oxígeno, aspiración, estimulación, etcétera) y el Apgar a los cinco minutos, dará un pronóstico sobre todo neurológico, de la calidad de vida del bebé.
En él se toman en cuenta distintos parámetros:
Frecuencia cardíaca: debe ser mayor a 100 latidos por minuto
Respiración: debe tener llanto fuerte o respiración rítmica
Reflejos: puede tener tos o estornudos
Color: rosado
Tono muscular: firme
El examen continúa con una revisación del bebé desde la cabeza hacia los pies, por la palpación, la auscultación cardíaca y respiratoria, la palpación de los pulsos en diversas arterias, y la palpación de las fontanelas (espacio entre los huesos del cráneo).
Luego del primer examen se mide la talla y perímetro cefálico del bebé, se lo pesa, todos estos datos determinarán no sólo si se alimentó bien dentro de la panza, sino también si creció en forma armónica.
El paso siguiente será, de ser necesario, la colocación de una sonda nasogástrica para la aspiración de líquidos ( líquido amniótico claro, sangre, meconio), que puedan haber quedado después del parto y para evaluar si presenta alguna anormalidad tal como atresia de esófago (falta de continuidad entre boca-esófago-estómago).
Es fundamental que durante todo el examen se proteja al bebé de la pérdida de calor, para evitar una hipotermia, por lo que se lo secará y envolverá rápidamente, además de que la sala de partos deberá permanecer a una temperatura sumamente cálida, ya que el bebé estaba acostumbrado a una temperatura de 37 grados.
Antes de pasar a la habitación junto con su madre se hará la identificación plantar derecha del bebé, y pulgar derecho de la mamá, con tinta para identificación, colocándolo en la historia clínica.
Luego se le aplicará la vacuna de vitamina K intramuscular para evitar hemorragias del recién nacido y unas gotas en los ojos de antibiótico para prevenir infecciones que podría haber contraído al pasar por el canal de parto.
Este examen puede durar unos 10 minutos, durante el cual el neonatólogo calcula la edad gestacional del bebé, y si es un bebé prematuro, a término o posmaduro.
Con el bebé ya vestido se lo lleva junto a la mama a la habitación, así comienza con la lactancia natural a libre demanda del bebé sin pasar más de cuatro horas entre una toma y la otra, si esto ocurre se la aconseja a la mamá tener que despertarlo.
Una vez en la habitación mamá, papá y bebé empiezan a conocerse y a disfrutar de este momento que es único e irrepetible.
Centro Integral de Preparación para el Parto
Patricia Rodríguez de Vodanovic
Lic. en Educación Física, Kinesiología y Fisioterapia
MP 5215
rodriguezpatriciac@hotmail.com
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