|
|
|
|
|
|
|
Dicchiaro, en la cama de su casa, durante la entrevista con EL DIARIO. El taxista narró la pesadilla que le tocó vivir |
|
|
|
|
|
Alfredo Dicchiaro (57), chofer que presta servicios en el interno 440 de la empresa Radio Taxi de esta ciudad, nunca imaginó que viviría una verdadera pesadilla digna de un thriller cuando el hombre bien trazado lo abordó en la Terminal de Omnibus de esta ciudad y le preguntó cuánto costaba el viaje a Río Cuarto. Eran alrededor de la 2.30 de la madrugada de ayer.
Dicchiaro consultó a la central y le dijo el precio (550 pesos). “Por 500 pesos te llevo.” Acordaron el viaje y el remisero lo informó a la central.
El pasajero cargó en el asiento trasero tres bolsas que traía consigo. Se pusieron en marcha.
El hombre le ofreció al taxista 100 pesos de adelanto para que cargara combustible. “El resto te lo doy cuando lleguemos”, le dijo y agregó: “En la estación de servicios comprame una cerveza y comprate una gaseosa para vos, no me gusta que tomen los choferes”.
El taxista paró el Chevrolet Corsa antes de salir a la carretera y cumplió con el pedido.
De allí en adelante, los kilómetros transcurrieron con normalidad por la 158, envueltos en la oscuridad y el frío de la noche.
“A veces hablaba un poco y luego seguía callado durante varios kilómetros, a veces parecía que se dormía”, narró Dicchiaro a EL DIARIO.
“Paramos en Deheza para cargar gas y seguimos viaje. Todo parecía normal.”
Una noche más. Un viaje más para este trabajador del volante que estuvo casi toda su vida en el negocio del transporte, incluso en Buenos Aires, de donde proviene.
@ Un revólver en la cabeza
“En Carnerillo, unos 32 kilómetros antes de llegar a Río Cuarto (me acuerdo de que me fijé en el cartel que marcaba los kilómetros que faltaban), me puso un revólver en la cabeza. ‘Tirate a la banquina, hijo de p... dame las llaves y la guita’, me gritó. Yo sólo veía un caño que me apuntaba y le hice caso. Le di el dinero, unos 300 pesos. Entonces me encerró en el baúl. Y nos pusimos en marcha otra vez”, contó la víctima.
“Creo que agarramos por un camino interno, porque por los ruidos me di cuenta de que habíamos abandonado la ruta. Y cada tanto paraba. No sé si iba dejando esas bolsas que había traído o qué hacía. Cuando volvíamos a arrancar escuchaba perros que ladraban”, recordó.
“Yo iba a los saltos en el baúl, golpeándome. De hecho, todos los golpes que tengo son por eso. El tipo sólo me pegó una vez. En un momento paramos en una casa, era como un barrio, ya en Río Cuarto. Ahí, apareció otro tipo, flaco, alto. Me hicieron bajar del auto y arrodillarme. Ahí me puso el revólver en la cabeza y me dijo: ‘Así te voy a matar. Ahora vamos a ir hasta el río y ahí te mato. Y me metieron de nuevo en el baúl”, detalló Dicchiaro.
“Seguimos viaje. Al poco rato volvimos a parar. Escuché voces que preguntaban: ‘¿Todo bien?’ ‘Sí, venimos de un viaje’, dijo mi pasajero, le reconocí la voz. No me animaba a gritar porque pensé que si eran amigos de él me mataban ahí nomás.”
“Seguimos viaje y poco después nos detuvimos. Habíamos llegado. El río, pensé, acá me matan. Pasaron unos segundos, creo, y me golpearon el baúl. Abrieron. ‘Vos sos el taxista ¿no?’, me dijo un policía. Estaba rodeado de patrulleros. Estábamos en el río, pero de mi pasajero y el otro flaco no había ni señales”, narró el taxista.
“Después supe: los que habían preguntado si todo estaba bien eran policías que, alertados por un asalto a un taxista de Río Cuarto, habían detenido el auto sobre un puente y luego lo siguieron. Los ladrones tuvieron tiempo para llegar hasta el río, bajarse de mi taxi y desaparecer. Eran como las 5.30 de la mañana”, recordó Dicchiaro, postrado en la cama de su casa, rodeado de sus nietos.
“Por lo menos vivió para contarlo”, acotó su esposa.
Otras notas de la seccion Policiales/Judiciales
Tres personas heridas de gravedad
Robo en un comercio
Operaron a Maximiliano y continúa en terapia
Incautan arma de fuego y recuperan herramientas
Dos nuevos testigos en un proceso por abuso sexual
|