El 2 de mayo de 1966 una casa del barrio Sarmiento, ubicada sobre la calle Mitre, explotó como consecuencia de algún error o negligencia en la manipulación de la pólvora que se procesaba en la misma vivienda, lo que provocó seis víctimas fatales.
En esos días, no estaba regulada la actividad y como la Fábrica Militar hacía que la materia prima de los cartuchos estuviera “a mano”, era relativamente común que se hiciera esa actividad en casas de familias.
Además, en la misma vivienda, desarrollaba su labor de costurera Graciela Pochettino, quien fue una de las víctimas de la explosión. Como así también una clienta, que minutos antes de la tragedia ingresó al lugar con un corte de tela para que Pochettino confeccionara una prenda.
La clienta se llamaba Clyde de Acevedo y no fue encontrada hasta que se reconstruyeron los testimonios y hallaron sus anteojos en cercanías de la máquina de coser, que había “volado” hasta la vereda de enfrente. Así confirmaron la fatalidad.
El historiador Jesús Chirino reconstruyó el hecho para el suplemento “Transitando los caminos de la historia” de EL DIARIO.
“Faltan pocos minutos para las 16 horas, la tarde de este lunes es tranquila y nada hace sospechar que la tragedia caerá sobre la ciudad. Por la calle Bartolomé Mitre, con un corte de tela entre sus manos, Clyde Abono de Acevedo camina hacia el taller de la modista de su confianza. Ingresa al garaje donde atiende la profesional de la costura. La casa es amplia, pero el taller de costura sólo ocupa esa parte de la casa ubicada en calle Mitre, a pocos metros del bulevar Sarmiento. Sonriente y entre medio de alfileres, agujas, telas e hilos la recibe Graciela Pochettino. No es difícil imaginar que quizás charlan acerca de los modelos posibles para la prenda a confeccionar, el pago, los plazos de entrega y, por qué no, algunos comentarios de los últimos acontecimientos en el vecindario. No han pasado mucho más de quince minutos desde el inicio de la plática cuando ésta es interrumpida de manera violenta y quedará trunca para siempre. El ruido de una fuerte explosión recorre los rincones de Villa María. Con la misma fuerza se expande la preocupación y cada vecino piensa en el paradero de sus seres queridos.
Las caras de los vecinos de la ciudad parecen recibir ecos del bravo estampido, todo el mundo se pregunta de dónde viene el sonido que anuncia desgracia. Luego de los primeros momentos y de barajar diferentes sospechas, va tomando forma el trascendido que fija el domicilio del cual partió la explosión. Dicen que es una casa de la ‘calle Mitre’.
Al día siguiente el diario Los Principios diría: ‘Explotó una casa de la populosa barriada moderna de Villa Manzotti, a siete cuadras del centro urbano de la ciudad…’. Ese artículo informó que ‘Villa María se conmovió ayer por una tremenda explosión que alarmó a su vecindario. Estalló una fábrica de cartuchos para proyectiles de caza, produciendo cuantiosos daños al establecimiento y sus vecindades’.
El mismo día, 3 de mayo, el diario provincial La Voz del Interior señaló: ‘Poco antes de las 16 de ayer, una violenta explosión conmovió al vecindario de la ciudad de Villa María. En un primer momento se pensó que un penoso accidente como el que años atrás tuviera lugar en la Fábrica Militar de Pólvoras y Explosivos había ocurrido, pero momentos después se supo que el teatro del suceso había sido una finca ubicada en el bulevar (sic) Bartolomé Mitre 756, casi esquina Sarmiento’.
El cronista señala que la casa ‘había sido literalmente volada’. Por su parte el diario ‘Los Principios’ escribió que en la casa estaba establecida ‘…una fábrica de cartuchos para escopetas de caza, de la firma Juan José Sánchez y Compañía, concesionaria de productos de la Fábrica Militar de Pólvoras’.
Según las crónicas la casa poseía varias habitaciones y la mayoría de ellas ocupadas por el taller de cartuchos. El incendio hizo trabajar durante una hora a los Bomberos que acudieron a sofocar el fuego. Luego sobrevino la tarea más penosa, remover los escombros y tratar de ubicar los cuerpos de aquellos que estaban en el lugar al momento del siniestro.
A poco de llegar al lugar, la Policía requirió la colaboración del Cuerpo de Bomberos Voluntarios. La cuadra estaba sembrada de restos de mampostería y otro tipo de objetos que la fuerza de la explosión arrojó a considerable distancia. Algunos vecinos recuerdan que una máquina de coser fue lanzada hasta la vereda, al otro lado de la calle. El combate contra el fuego se inició cuando aún se producían algunas explosiones menores. En las inmediaciones de la casa explotada se concentró un gran número de vecinos consternados por los hechos. Las autoridades no tardaron en calcular que al momento de la explosión en la casa había entre 130 y 140 kilogramos de pólvora.
Luego de luchar durante una hora con el fuego, los Bomberos iniciaron la remoción de escombros para poder encontrar a las víctimas. El diario ‘Los Principios’ en su portada tituló ‘Explosión en Villa María: cinco muertos’. Junto a las autoridades mencionadas estaba personal policial y de Bomberos cuando leyeron a los periodistas los nombres de las víctimas de la explosión: Ernesto Casabona, encargado del taller, Esther Mazó de Casabona, Eloisa Lazarte, Ester Galera y Graciela Pochettino.
Luego se sumó a la lista de víctimas Clyde Abono de Acevedo.

@ La reacción

Con la sociedad villamariense aún impactada por el trágico suceso, se comentó que existían en la ciudad otros lugares en los cuales se trabajaba con pólvora, de manera similar a la casa de calle Mitre. Entonces la Policía local inició una pequeña investigación para poder identificar esos lugares. La prensa indicó que la fuerza policial, ante sospechas fundadas, allanó las residencias ubicadas en Colombia 48, San Martín 757 y Mendoza 1162.”
La completa investigación da cuenta de la magnitud y la trascendencia de un hecho policial que marcó la historia del barrio y de la ciudad.