Con frecuentes menciones a lugares y personas de nuestra ciudad y un público compuesto en parte por amigos y compañeros de escuela, Carlos Giaché tuvo por fin el sábado su revancha y luego de 30 años de carrera en el teatro actuó por primera vez en el pago chico.
La posibilidad se la dio el Teatro La Panadería, para traer su obra "La cima", donde alienta a todos a cumplir nuestros sueños, por desechados o ridículos que parezcan.
Días antes se había quejado ante EL DIARIO del nulo eco, en tres décadas, de sus propuestas a los municipios de Villa Nueva (de donde es nativo) y Villa María para montar otras obras teatrales y espectáculos para niños.
"Fue una experiencia maravillosa", dijo Giaché luego de la función, y pidió a través de EL DIARIO "que la gente apoye al teatro independiente, porque es un esfuerzo muy grande sostenerlo".
El sábado, el público reunido en la sala de Salta esquina José Ingenieros despidió a los tres actores con vítores, luego de una singular faena que transitó el camino del humor, salpicado por pasajes de tristes historias personales.
El personaje que más risas recolectó de los espectadores fue el "Tarta", un empresario muy ocupado, que a pesar de su condición de tartamudo guarda en su corazón el deseo de ser el animador de los corsos del pueblo.
Un deseo tan extraño como el de "Cabeza", un enfermo terminal que con su renguera a cuestas quiere formar parte del elenco de bailarines de la comparsa.
Dos perspectivas, dos formas de encarar la vida, chocan permanentemente en escena, representando las tensiones que Giaché, el autor, tiene en su vida real.