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Los jugadores de Alem dieron la vuelta olímpica en Plaza Ocampo, donde Rivadavia hizo las veces de local. F2: Berardo vuela inútilmente y no llega tras el tremendo tiro libre de |
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Escribe: Juan Manuel Gorno Patente de grande, espíritu de rebelde, eficacia de campeón. Alem hizo honor a su historia para magnificar su presente, entonces Plaza Ocampo, después de tanto esperar, fue completamente suya y albergó, con bombos, redoblantes y trapos tricolores, una fiesta exclusivamente villanovense. Alem celebró en grande y sacudió los pronósticos, no tanto por el desenlace emotivo, con sus históricos derramando lágrimas, sino porque goleó 3-0 a Rivadavia y tiró a la basura toda paridad que pudo existir un fin de semana atrás, en la Leonera. Encima, el resultado pudo haber sido más abultado si la interminable cantidad de situaciones de gol que generó el "León" en los últimos 20 minutos del partido no eran salvadas prácticamente de milagro en la línea de sentencia por hombres del "Verde". La segunda final entre ambos, por el Apertura 2012, quedará entonces grabada por la notable diferencia que el ganador sacó en las ocasiones claras de gol, aunque lo más imborrable fue la respuesta del público, que duplicó en número a lo visto el pasado domingo. Las presiones, vale decirlo, eran diferentes a las percibidas en la Leonera. Esta vez los aciertos te trasladaban al éxito y los errores te mandaban a la hoguera. Rivadavia, un justo finalista por donde se lo mire, entendió el precepto y quiso salir a buscar el partido de arranque, con los hermanos Domínguez abiertos para encarar con diagonales y Diego Torres flotando ante la línea de cuatro defensiva del rival. Sin embargo, Alem tuvo su tradicional cuota de actitud que se solventó por la presencia de su capitán y alma mater, Cristian Agosto (jugó lesionado, infiltrado y casi en una pierna), y que se corporizó en jóvenes del riñón villanovense como el "Indiecito" Fabián Martínez o el "Turquito" Yamil Elhall para conformar una muralla atrás que se deglutió al delantero Gustavo Cerutti. Algo desordenado en el medio y con el pibe Ricardo Juárez bajando más de la cuenta para perseguir a Nicolás Domínguez, el "León" intentó primero cortar caminos. Y así, la búsqueda de Rivadavia se hizo inútil y el partido careció de emociones en los primeros instantes. Apenas un despeje de Cristian Agosto que se topó con "Nico" Domínguez y la pelota exigió al portero Alejandro Maggi, alcanzó a levantar el entusiasmo en las tribunas. @ Contundencia Hasta los 23 minutos, la victoria de Alem era sólo una utopía, porque lejos y perdidos quedaban sus delanteros, producto del poco juego que generaba Pablo Fernández en el medio y la falta de proyección que había en los volantes externos. No obstante, en medio de la mediocridad, Diego Rivera tuvo un rapto de lucidez y colocó la pelota cruzada para el progreso de "Riki" Juárez, que llegaba por izquierda. Ignacio Biasuzzi no cerró y el pibe de Alem, atento al regalo, enfiló hacia el arco y definió perfecto, con cara interna del pie derecho al palo más lejano de Marcelo Berardo. Ese primer "rugido" envalentó al "León" y causó emergencia en el "Verde", que intentó poner en órbita lo mejor de sí con las subidas de "Santi" Domínguez y las apariciones de Torres. Pero Alem mordió en todos lados, siguió tranquilo desde el trabajo de Cristian Agosto y enmarañó el partido. Y para acercarse mejor al sueño del título nada mejor que la contundencia: A los 38 minutos, tras una falta que Biasuzzi le cometió al "Turquito", Rivera se encargó del tiro libre y concretó un golazo, con remate perfecto que viajó por encima de la barrera y se metió por el ángulo superior derecho del arco de Berardo. Herido por ese puñal inesperado, Rivadavia guapeó en el juego áreo y llegó con nitidez a los 43 minutos, pero un gol de Andrés Lazo fue invalidado por Néstor Pittana, a instancias del asistente José Díaz, quien observó adelantado al central del "Verde". @ Otro golazo Para el segundo tiempo, José Luis Danna quiso revitalizar a Rivadavia con un cambio: afuera Faró y adentro Luque, de mayor vocación ofensiva. Empujado por obligación, el "Verde" tomó riesgos y fue al acecho, pero todos sus intentos se desvanecían en la lucha de los defensores del "León", que no daban tregua. Mientras, en el otro costado de la cancha, frotaban sus manos Martín Porporatto y Federico Figueroa, esperando un contragolpe letal para definir el partido. La chance llegó a los 8 minutos y los rápidos delanteros del "León" no la desaprovecharon: Porporatto bajó por el medio una pelota larga y Figueroa encaró endiablado, pasó a Lazo, luego a Russo y, entrando al área por derecha, cruzó el tiro para hacer estéril la volada de Berardo. Un golazo, el tercero, el de la celebración asegurada. De ahí en más, Rivadavia era sólo un cúmulo de voluntades que iba al frente sin rumbo, acompañado por un silencio sepulcral de sus hinchas que no podían creer la diferencia en el resultado. Un remate de Santiago Domínguez y un tiro libre de Torres terminaron desviados y marcaron una realidad insoportable para el "Verde", que sólo trasladó la pelota de un lado a otro, sin respuestas. Encima Maggi, tras remate violento de Lucas Damiani, también se transformó en verdugo. Alem, por su parte, quiso capitalizar esa fragilidad de su rival y generó situaciones muy nítidas: dos de Porporatto (en ambas la sacaron en la línea), otra de Figueroa (media chilena desviada) y una más del ingresado Maximiliano Le Roux, donde Rafael Echeverría llegó nuevamente para meter la pierna salvadora. Quizás una goleada mayor hubiese sido injusto para Rivadavia que, en lo futbolístico, extrañó a Lucas Barengo (ausente por lesión), y en lo demás, prácticamente colmó la tribuna de cemento. Al "León", en tanto, tal vez poco le importó la distancia considerable en el tanteador. Lo importante era ganar porque las finales así lo exigen. Y el éxito fue consecuencia de su espíritu, el que imprimió Cristian Agosto desde el fondo o "Catoca" Rivera desde el medio, como estandartes de los que conocen la historia. Espíritu que adquirieron muy bien los pibes (Juárez, Elhall, Martínez... ), esos que seguirán escribiendo el futuro. Espíritu que llevó consigo Antonio Mazzini, debutante DT con hambre de gloria. Todos ellos, con la gente que saltó desde las tribunas, dieron la vuelta olímpica sobre Plaza Ocampo y luego salieron de fiesta hacia Villa Nueva. El título, sin dudas, quedó en buenas manos.
@ Síntesis
0 RIVADAVIA
Berardo 4 Biasuzzi 4 Russo 5 Lazo 5 Echeverría 5 Faró 4 Damiani 5 S. Domínguez 5 Torres 6 N. Domínguez 5 Cerutti 4 DT: José Luis Danna
3 ALEM
Maggi 6 Martínez 7 C. Agosto 7 Moyano 6 Elhall 7 A. Agosto 6 Fernández 5 Rivera 7 Juárez 7 Figueroa 7 Porporatto 6 DT: Antonio Mazzini
Goles: 23’ PT Juárez (A), 38’ PT Rivera (A) y 8’ ST Figueroa (A). Cambios: Inicio ST: Luque (5) x Faró (R), 13’ ST Le Roux (6) x Juárez (A), 22’ ST Bertuccelli x Rivera (A), 25’ Falco x Lazo (R), 34’ Estrella x Figueroa (A) y 39’ ST Miranda x Biasuzzi (R). Amonestados: Biasuzzi, S. Domínguez y Miranda (R), C. Agosto, Elhall, Moyano, Figueroa, A. Agosto y Rivera (A). Jugado en: Plaza Ocampo. Arbitro: Néstor Pittana. Público: 3.000 personas, aproximadamente.
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