En los años ‘30 comenzaron a desarrollarse los primeros intentos de urbanización en el sector que por entonces denominaron "Villa Venecia".
Los terrenos eran mayoritariamente propiedad de Francisco Acosta Olmos, adquiridos a doña Sofía Barrionuevo de González. La zona que iban a urbanizar constaba de nueve hectáreas, distante a unos 1.200 metros del actual bulevar Marcelo T. de Alvear y a, aproximadamente, 500 metros de Porfirio Seppey.
El cordobés Acosta Olmos, hizo una presentación ante la Municipalidad de Villa María, en el año 1957, fijando su domicilio en el del escribano Rafael Quiroga, y manifestando que, en el año 1930, había solicitado la aprobación de su loteo en "Villa Venecia", según plano aprobado en setiembre de 1930.
La comuna, sin embargo, responde que "no existe acta de aprobación del referido loteo", planos que, entonces, habían firmado el ingeniero Branco, de Obras Públicas, y el señor Santucho Peña, como secretario municipal.
Según consta en el libro sobre la historia de la ciudad, de Bernardino Calvo, da cuenta de la disputa entre la comuna y Acosta Olmos, propietario de casi todo el sector.
Finalmente, a comienzos del pasado siglo, las primeras familias villamarienses se encontraban radicadas en este sector urbano.
El barrio queda conformado después que Acosta Olmos pagó lo reclamado por la Municipalidad, quien a su vez, le exigió que dejara el espacio para calles y arbolado.
Así quedaría comprendido dentro de la zona más económica en materia impositiva.
Actualmente, el San Martín está comprendido entre las calles Buenos Aires, bulevar Sarmiento y ex ruta pesada.
Es un sector en donde abundan los potreros utilizados por los chicos para la práctica de fútbol, donde las organizaciones avanzan para mejorar el sector y donde funcionan, para paliar algunas de las necesidades, entidades solidarias como el comedor Maná del Cielo.

EL DATO

Así describe un vecino a Acosta Olmos, propietario de los terrenos en los que se fundó el barrio San Martín: “Venía él a trabajar y andaba trabajando todo el día. Tenía tres sirvientas. Venía en una casa rodante. Una le hacía la comida, otra le atendía la casa y otra andaba exclusivamente con él llevándole agua o alguna otra cosa. Le gustaba la joda, los bailes, nosotros apenas vinimos hacíamos bailes y él venía.”