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“Esperaba llegar al mes para sacar esto a flote, pagando parte de lo que invertí”, contó la dueña del local de calle Tucumán |
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El miércoles 25 de julio vivió una de sus peores pesadillas. Todo lo que ella había soñado desde adolescente, lo que había generado con sus ahorros y su sacrificio, privándose de momentos importantes como el viaje de egresados, había sido derrumbado en cuestión de minutos.
Invirtió 50 mil pesos en mercadería, pero a las tres semanas de abrir las puertas de su local recibió el golpe de los ladrones.
Durante las primeras horas de ese miércoles los delincuentes le vaciaron el negocio.
Priscila Bazán tiene 21 años y es la protagonista de esta historia.
“Cuando mis viejos me regalaron un auto, lo vendí. Gestioné un crédito para microemprendedores en la Municipalidad y no fui al viaje de egresados, porque quería poner un local de ropa y necesitaba la plata”, le recordó ayer a EL DIARIO, al segundo día de volver a abrir las puertas.
Entonces, esa historia de tinte policial mutó a otra de solidaridad y fortaleza. Es que, pese al golpe anímico que le significó que le robaran todo (sí, se llevaron casi todo) y que le deparó largas horas de amargura (“en esos días me la pasé llorando”, confió), Priscila se levantó y volvió a apostar. Apostar a la ciudad, al trabajo, al esfuerzo. Y reabrió sus puertas el jueves.
“Tras el robo pensé que no volvería a abrir, pero la verdad es que todo el mundo me apoyó. Y me dieron fuerzas para seguir adelante”, explicó junto a su padre, ayer a la mañana cuando recibió a EL DIARIO en su negocio de calle Tucumán al 800, a metros del Instituto Secundario Bernardino Rivadavia.
“Pupis” se llama este local que en su segundo día tras el “renacer” tuvo gran cantidad de clientes. “No me puedo quejar, en estos días ya vino mucha gente”, agradeció.
“No tengo miedo, pero sí precaución. Obviamente ahora cuento con todas las medidas de seguridad. Antes no pensé en un robo. Uno abre un negocio pensando en trabajar, no en que le van a robar”, expresó.
“Nunca me imaginé lo que me pasó porque este es un lugar transitado, a la vuelta de la Municipalidad. Estoy muy conforme con el trabajo de la Policía, sé que se están moviendo”, remarcó.
Esta joven que cursó la secundaria en la Escuela El Caminante empezó a estudiar Abogacía, pero terminó inclinándose por este emprendimiento.
“No me fui de viaje de egresados pensando en una tienda y esperaba llegar al mes de la apertura para sacar esto a flote, pagando parte de lo que invertí”, contó.
Ahora, Priscila sabe lo que es la solidaridad. “Todo el mundo me prestó plata, todo el mundo colaboró y me incentivó a abrir otra vez. El apoyo de mi familia, amigos y conocidos me hizo seguir”, declaró a este matutino.
“Gente que no me conoce leyó una carta mía en Internet y se acercó a comprarme para darme una mano, me van ayudando. Pienso que me va a ir bien. Antes sabía que había robos porque uno se entera, pero me llamó mucho la atención que me sucediera por el lugar y porque me robaron todo”, confesó.
- ¿Qué pensás de quienes te robaron?
“Espero que les haya dado una fuente de ingreso, para que no sigan robando. No los entiendo, pero tampoco les tengo bronca, trato de no darles importancia. Creo que les va a dar bronca saber que volví a abrir”, respondió.
Priscila concluyó, al terminar la entrevista, que “hay mucha gente solidaria y que saben que comprándome es la manera de ayudarme a salir de ésta... la verdad es que todos me dieron una mano para reabrir tras perder todo”.
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