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Fanny, exultante con su nueva Partida: “Vamos a poder pelear por un trabajo digno. ¿Por qué no puede haber una travesti psicóloga, una travesti médica, una travesti periodista?” |
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“Mi nombre anterior no murió ahora, murió hace rato, a los 13 años. Cuando tenía esa edad ya no me quise llamar así. Yo soy Fanny”.
Habla con espontaneidad, segura de sí misma. En sus ojos brota alegría. Fanny Bustos está feliz. Consiguió algo que “nunca pensé que se daría, o al menos que se daría tan pronto”. Tiene su Documento Nacional de Identidad en donde se plasma cómo se sintió siempre: mujer.
En el marco de la Ley de Identidad de Género y como publicó EL DIARIO en su edición de ayer, 11 personas realizaron su trámite en el Registro Civil de Villa María. Nueve de ellas ya consiguieron la rectificación de su Partida de Nacimiento.
“Siempre me sentí mujer. Fui contra viento y marea, sin saber o sin ser consciente de que había una identidad de mujer ahí abajo... yo luchaba. Ahora estoy renaciendo”, contó en su charla con este diario en la sede de la dependencia municipal.
Uno de sus principales sinsabores en su “anterior vida” fueron los conflictos con la Policía. “Siempre me paró la Policía, me torturaba llamándome como varón, se burlaban. Hostigaban con eso y una pasaba mucha vergüenza. En los calabozos la hemos pasado muy mal”, dijo sin rodeos. Votar era complicado, “pero pasaba a segundo plano, era más fuerte lo de la Policía, porque te enjuiciaban”.
Su familia “está sorprendida” con los acontecimientos recientes. El conseguir la rectificación de la Partida de Nacimiento inundó de felicidad al hogar. Fanny tiene siete hermanos, la mayoría varones. “Ellos vivieron mi vida con sorpresa al comienzo y luego se fueron adaptando. Son gente de pueblo, sin maldad. Nunca tuvieron un sentimiento malo ni nada feo hacia mí”, narró con emoción.
“Tengo sobrinos. Para ellos soy la tía Fanny”, añadió con una gran sonrisa.
Volver a estudiar
Bustos dejó la secundaria en 1998, cuando cursaba tercer año. Hizo la primaria en el Vélez Sarsfield y en el secundario, en aulas del José Ingenieros, la pasó bastante mal. “Lo dejé por el manoseo que una sufre”, a raíz de la discriminación. Si bien la mayoría de los docentes la aceptaba, algunos la trataban diferente y eso le causó mucho daño.
“En los baños me he peleado con algunos compañeros. Era un drama, pero siempre me sentí orgullosa de ser lo que soy”, aclaró. “No entendía el rechazo y ahora me doy cuenta de que ese rechazo se da por la falta de identidad”, afirmó y no dudó en decir que “esto que sucede gracias a la nueva Ley te abre muchos caminos”, como el retomar el secundario en el CEC.
“Tengo mi casa, mi compañero. Hace casi cuatro años que estoy en pareja. Y me gustaría tener hijos”, confesó.
La Ley de Identidad de Género “ayuda a que la gente cambie, es una papelería que cambia en muchas cosas la vida”.
“Vamos a poder pelear por un trabajo digno. ¿Por qué no puede haber una travesti psicóloga, una travesti médica, una travesti periodista? Es hora de que no termine prostituyéndose en este país que hoy es tan inclusivo”, remarcó.
- ¿Qué mensaje le dejás al lector?
-“Que nos den tiempo, para reinsertarnos en la sociedad. Y que no nos juzguen”, respondió.
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