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En las dos primeras fotografías, Melisa Venturato y Claudio Rodríguez, y en la tercera, Pablo Figuera, mientras desarrolla su labor diaria de panadero |
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“Yo soy panadero de rebote, porque no lo elegí. Empecé como repartidor y de a poco me fui metiendo en el trabajo de panadero. Cuando se fueron yendo los que estaban en la elaboración, fui quedando yo”, confiesa Pablo Figuera, quien desde hace tres años elabora los productos de panadería Ventus.
“De a poco empecé a aprender solo y otro poco me enseñaban. Aprendí mirando cómo hacían las cosas los que trabajaban antes, prestando atención a las texturas de las masas, aprendiendo las recetas y un día me tocó hacer el pan a mí”, asegura Pablo, a la vez que aclara que sólo en dos oportunidades participó de cursos de formación.
“Hace 20 años que soy panadero y elegí seguir en esta profesión porque estoy cómodo y creo que lo hago bien, por lo menos le gusta a la gente lo que hago”, explica.
“Si bien he pasado por otros dos patrones, he estado siempre en el mismo lugar y hay gente que hace 15 ó 16 años que viene y me conoce”, agrega.
“Me gusta hacer lo que hago, me da de comer y mantengo a mi familia y no cambiaría de profesión”, afirma Pablo.
A la hora de mencionar lo que él cree que estaría faltando para los empleados panaderos, menciona el reconocer su trabajo.
“Se está perdiendo mucho el oficio y creo que los patrones están haciendo poco y nada para que los jóvenes tengan el incentivo de trabajar, porque no los tratan bien, les exigen mucho y les pagan poco”, sostiene.
“Este es un trabajo artesanal y sacrificado y hay dueños que a eso no lo reconocen”, señala Pablo, dejando en claro que no se trata sólo de un reconocimiento monetario, sino también personal.
Uno de los oficios más dignos
“Soy muy nueva en esto, pero entiendo que ser panadero es uno de los oficios más dignos”, dice Melisa Venturato, dueña de la panadería Ventus y vocal de la Cámara de Panaderos de Villa María que en esta oportunidad ofició de vocera de la institución.
“La panificación es un arte, porque los panaderos trabajan con sus manos y su cabeza, ya que idean y producen para que la gente consuma. Nosotros vendemos, pero ellos crean, por eso digo que son artistas con el alimento”, considera Melisa, que hace tres años se inició en el rubro y elogia la labor que diariamente llevan adelante quienes elaboran el pan nuestro de cada día.
“Ellos hacen, elaboran, crean, innovan, sugieren...”, enumera.
“El panadero es gente de mucho trabajo, porque su labor es muy sacrificada, ya que sus horarios no son los habituales, trabajan de noche o de madrugada para que los demás tengan el pan temprano al día siguiente”, afirma Melisa.
“Es uno de los oficios a los que se les debe dedicar más tiempo. Mi panadero hace 20 años que se dedica a esto, para él es una profesión que ha elegido y demuestra en sus productos el placer que le genera hacerlos”, agrega.
Entre los elogios que le prodigó a su trabajador, la titular de Ventus añadió el calificativo de “impecable” en relación a su trabajo, a la vez que destacó el esfuerzo que le dedica a diario “poniéndose la camiseta”.
“Hay que valorar eso, porque uno vende su producto como propio y con el nombre de la panadería, pero detrás de ese nombre está el esfuerzo de cada panadero que lo hace sin mostrar la cara”, señala, y añade: “Nosotros como comerciantes debemos agradecerles porque les debemos todo lo que somos”.
Una cooperativa de trabajo
Al dejarles un saludo en su día a los empleados panaderos, Melisa felicitó a todos aquellos trabajadores que se desempeñan en una cuadra por elección o por obligación.
Con respecto a lo que ella considera que se les debe a los empleados panaderos, coincidió con su empleado y mencionó el que se les reconozca el lugar que ocupan.
“El derecho laboral establece el respeto hacia cualquier empleado y cada empleador no debe olvidarse de esos derechos. Yo hice de mi empresa una cooperativa de trabajo y nadie tiene un escalafón de poder, se trabaja conjuntamente y con tranquilidad”, indica.
“Con armonía, hablando y con buen trato hacia los empleados, las cosas salen mejor”, resume.
Las asignaturas pendientes
Claudio Rodríguez, secretario general del Sindicato de Panaderos de Villa María, estimó que una de las mayores asignaturas pendientes que tienen los trabajadores en este momento es la convocatoria de parte de industriales del sector para tratar condiciones de trabajo.
Rodríguez se lamentó de que a los panaderos no se les respeten los horarios de trabajo y los tiempos de descanso establecidos por convenio.
“Se trabaja más tiempo de lo debido y no se paga o, cuando se paga, se liquida mal. Las horas extras no se pagan a valor real, se abonan menos y van en negro”, explicó el sindicalista.
Por convenio, el trabajador panadero tiene que cumplir una jornada de siete horas de labor, más una de prolongación de tarea. Estas ocho horas reglamentarias a veces se transforman en jornadas de 10 ó 12 horas de trabajo.
Rodríguez agregó que lo mismo ocurre con los domingos trabajados, que también se pagan en negro y a un valor que no es el real.
Por convenio está estipulado que por domingo trabajado se pague aproximadamente 200 pesos, en cambio, muchos panaderos reciben a veces 70 pesos como paga, menos del 50% del valor establecido.
En cuanto a los descansos, los francos, que deberían ser de 36 horas, en muchos locales no se respetan y el panadero sólo dispone de 24 horas.
Rodríguez mencionó que una de las “luchas” de los trabajadores es que las vacaciones sean 15 días hábiles y no 15 días corridos como les reconoce el convenio.
Otro de las demandas que mencionó el sindicalista es la actualización del “presentismo y puntualidad”, que desde hace más de un año está valuada en 90 pesos.
Como puntos favorables, Rodríguez indicó que se respetan los sueldos establecidos por ley (4.033 pesos para el maestro panadero y 3.700 pesos para el ayudante) y el buen diálogo que mantienen con la Cámara de Panaderos de Villa María.
Para finalizar, el secretario general del gremio panadero señaló que, aunque no dejan de lado los reclamos salariales, la demanda primordial es por condiciones dignas de trabajo.
En 1887
El 4 de agosto se conmemora el Día Nacional del Obrero Panadero en honor a la labor de quienes producen este alimento básico, porque el 4 de agosto de 1887 se creó el primer sindicato de obreros panaderos reconocido oficialmente.
Llamado en su momento Sociedad Cosmopolita de Resistencia y Colocación de Obreros Panaderos, la creación de este primer sindicato de obreros panaderos fue obra del famoso anarquista Enrique Malatesta. En su corta estadía en Argentina, entre 1885 y 1889, este activista político dejó una fuerte impronta en lo que fueron los orígenes de la organización del movimiento obrero en el país.
En 1957, el 4 de agosto fue reconocido oficialmente como Día Nacional del Obrero Panadero por el Congreso Nacional argentino.
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