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El Parque General San Martín, con sus elegantes portones de acceso, farolas y bancos, le dan a este espacio verde un singular estilo europeo. Abajo, el cerro de la Gloria, con una base hecha enteramente de piedra extraída de la cordillera |
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Escribe:
María Laura Tuyaret
(Especial para EL DIARIO)
“Así como la ven, Mendoza fue levantada sobre un desierto”. Las palabras del guía resultan increíbles. Para empezar, prácticamente no existe calle en Mendoza en donde no haya árboles. Dicen que al menos 45 mil especies habitan en esta ciudad, contando sólo plazas, parques y veredas. La gran mayoría tiene más de 50 años de antigüedad.
Las populares acequias son el sistema de riego por excelencia y funcionan a modo de sistema circulatorio, llevando vida en forma constante e ininterrumpida a través de sus canales a cada rincón de esta urbe. Por eso cuesta hacerse la imagen mental de que un lugar tan verde haya sido árido y seco alguna vez.
Es que la capital provincial se encuentra justo al pie de la cordillera de los Andes. Si bien la majestuosidad de esta cadena montañosa protege a la zona de los vientos más severos, no deja de tener un clima con escasas lluvias durante todo el año. Sin embargo, el ingenio de las personas que diseñaron la metrópoli utilizó al agua como gran elemento transformador de la geografía, convirtiéndola con el paso del tiempo en una de las más verdes del país.
@ Mecas del vino argentino
Por si esto fuera poco, Mendoza es internacionalmente reconocida por ser una de las mecas del vino argentino y cuenta con una desarrollada oferta gastronómica, recreativa, comercial y cultural. Además, es un excelente punto de partida para conocer toda la propuesta turística de la provincia. No en vano fue una de las candidatas a formar parte de las nuevas maravillas del mundo.
@ Plazas y paseos
Disfrutar de un paseo a pie es una de las mejores formas de conocer Mendoza. Ceder ante la invitación de esas veredas amplias y lustrosas, rodeadas de arboledas, que invitan a ser caminadas.
Recorrer los puestos de artesanos de la plaza Independencia o del Paseo Mitre. Toparse en el camino con personas de las más diversas nacionalidades. Detenerse a observar el espectáculo de algún artista callejero. Suspender el tiempo en un bar al aire libre en la Peatonal Sarmiento, mientras se alegra el espíritu con una cerveza bien fría.
Pero una de las actividades que ha ido sumando cada vez más adeptos en los últimos tiempos ha sido alquilar una bici y hacerse una escapada desde el casco céntrico hasta el cerro de la Gloria. Para ello, habrá que atravesar primero el Parque General San Martín, con sus elegantes portones de acceso, farolas y bancos que le dan a este espacio verde un singular estilo europeo.
@ El cerro de la Gloria
El cerro de la Gloria es visitado todos los días y en todas las épocas del año no sólo porque es un excelente mirador, sino también porque en su cima se encuentra el monumento en homenaje al Padre de la Patria. Con una base hecha enteramente de piedra extraída de la cordillera, se destacan en él dos figuras principales: la de San Martín y la de la Libertad, envuelta en la Bandera argentina.
El viaje hasta allí será en subida, pero el panorama que se tendrá desde lo alto propondrá el mejor premio para tanto esfuerzo. Regalarse unos minutos para contemplar la cordillera y la ciudad de Mendoza enclavada como un oasis a sus pies resultará, entonces, inevitable.
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