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El artista, durante su paso por La Vieja Usina |
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¿Y cual será el techo de él? Se pregunta uno mientras lo mira y lo escucha. Porque se trata de alejar de las mujeres que gritan y gritan. Que cantan y cantan. El está ya en el escenario y parece que grita y grita, pero canta y canta.
Antes de subir, se escuchaba una voz en off. Era él, que comentaba que “hay algunas canciones que nos pudieron abrazar del sol, una de las cosas más emotivas que nos pudo haber pasado” grabando este nuevo trabajo realizado en La Ciudad Sagrada de los indios quilmes, en la provincia de Tucumán. Y así comenzó la carrera contra el tiempo, comenzó este nuevo sueño de él. Antes de las 22 empezó esta carrera con el tiempo al lado. Porque si es con música, el tiempo se puede detener por diferentes estaciones como pasó este viernes.
Quien pudiera, El beso, La llave comenzaron el show. “Un lugar con mucha mística y mucha historia fue donde hicimos este trabajo. Allí pudimos hacer un repaso de lo que sucedió en mi carrera y en mi vida en estos 15 años con temas esenciales en diferentes etapas de mi vida. Esto trata de hacer un breve resumen de lo que fue este cantante”, dijo un Abel Pintos muy conversador con el público. Que luego de aconsejar que sacaran fotos sin flash por la calidad de las fotos, le quitó importancia ya que “cada uno vive el concierto de la forma en que quiera” y aclaró: “Porque voy a dejar muchas emociones en cada tema. Este momento es mío y de cada uno de ustedes”.
Sueño dorado, fue el tema que comenzó el recorrido de otros grandes temas de Abel. “Temas esenciales que no entraron en el CD”, como Zamba por vos, el primer tema que practicó y el primero que escribió como fue Canción que acuna.
Cactus, el primer corte de este nuevo trabajo, logra una química con el público increíble. Y se nota que fue uno de los tantos sueños de Abel, poder rememorar a Gustavo Cerati. Es ahí cuando en mi memoria se hace presente alguien que descansa, y que debe despertar. Porque lo tiene que hacer. Ya no importa la forma, pero que lo haga. Entonces uno se da cuenta que tal vez Abel sabiendo que a muchos nos pasa esto, se puso en la piel de él, no sólo en ese tema sino el que le siguió: No me olvides.
Todo está en vos, Flores en el río, Bailando con tu sombra -ese tema que no sabe por qué no se le ocurrió antes a él, y que tuvo al mejor coro en el público- Ofrezco, Sin principio ni final, Hasta aquí, Tiempo siguen en la lista y la gente cada vez se entrega más a él. Y él a su público, con El antigal (hay que escucharlo en vivo). Es tanta la fuerza que tiene que se transforma en la letra de lo que canta y te dice Sólo soy una canción. Todos y todas saben que es más que eso.
Solo, Aventura, Cactus -nuevamente - fueron el final. Al lado de uno, una mujer que escucha lo mismo que yo. El allá habla de que en todos los momentos y lugares en que estemos van a ser nuestros lugares. Nos guste o no. Todos los momentos son necesarios y van a ser necesarios para momentos de felicidad.
“Cuando uno sueña puede cambiar su vida. Pero además puede cambiar la vida de otra persona”, dice y el público aplaude. Yo me quedo pensando en su techo, que al escuchar esto sé que va a ser el día en que deje de soñar. Entonces uno se aventura a hacer lo mismo y se queda con un fragmento de un tema:
La libertad de poder volar
A donde quieras, sin prisa y sin miedos.
Eso es uno de mis sueños, de ahora en adelante. Sueños que no sé qué color tienen, pero sospecho que son dorados.
Juan José Coronell
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