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Adultos mayores y niños fueron el grueso de la concurrencia. Hubo muchos fieles |
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El obispo de la Diócesis de Villa María, José Angel Rovai, resaltó ayer las características de San Cayetano, oró por trabajo digno para todos y advirtió que si bien es necesaria la dádiva, lo que todo hombre necesita es un trabajo, que “es lo que dignifica”.
El alto dignatario de la Iglesia presidió la ceremonia con la que se honró al Patrono de los trabajadores, la que se celebró en la capilla que lleva su nombre, en barrio Los Olmos de Villa Nueva. También estuvo el sacerdote Gustavo Gatto. El templo lució colmado y hubo gente en la vereda. Tras finalizar la misa, comenzó la procesión por las calles de este populoso sector.
“El Señor en el Evangelio nos dice que debemos amar a Dios con todo nuestro corazón, mente y alma y al prójimo como a nosotros mismos. En esto está resumido todo lo que Dios nos pide y es lo que nos distingue a los cristianos. Un amor que tiene que ser siempre participación, compartir lo que tenemos, tiene que ser concreto, en cada momento”, expresó el obispo en su homilía. Sin embargo, advirtió que “nuestro egoísmo nos encierra en nosotros mismos y nos impide ver más allá”, recalcando que “hoy en la sociedad se escucha mucho la frase ‘que cada uno se arregle’”.
“La sociedad a veces se llena de egoísmo y a veces somos insensibles a los problemas de nuestros hermanos. Tenemos que amarnos, que es la única manera de descubrir a Dios”, recalcó.
“Para ser cristiano no basta con ir a misa ni tener una devoción como se tiene a San Cayetano. Hay que ponerlo en práctica con el vecindario”, aclaró.
Luego, el purpurado resaltó las cualidades del Santo Patrono: la caridad, el amor por los pobres y una gran sensibilidad. “Fundó un grupo de sacerdotes que se dedicaba a ayudar a otros sacerdotes. Tenía muchos amigos, gente que lo quería. Era un hombre que se brindaba. Todo el que pasaba a su lado era un hermano. Esa caridad en grado heroico lo hizo santo”, explicó.
“Vivía constantemente preocupado por los otros, se olvidaba de sí mismo. Se olvidaba de comer para ayudar a los otros. Había que llamarle la atención para que pensara en él”, destacó. “Ayudó no sólo dando limosna, sino dando caminos para que la gente progrese por su propio esfuerzo. El trabajo dignifica al ser humano. La desocupación es deshumanizante. Dios le da al hombre el trabajo, es una vocación, cada uno de nosotros tiene un rol”, aseguró.
Rovai llamó a luchar siempre “para que lo primero de un país sea que exista trabajo para todos” y en ese sentido afirmó que “hay mucha desocupación o trabajo precario”.
“Tenemos que pedir mucho para que Dios interceda, para que los argentinos tengamos conciencia de la importancia del trabajo. A la dádiva hay que hacerla, pero lo ideal es que no sea necesaria la limosna. Eso se llama igualdad de oportunidades. Por la dignidad es por lo que trabajó San Cayetano, cuyas inquietudes fueron la igualdad, la fraternidad, el compartir”, expresó.
El pastor apuntó que “la verdadera libertad del hombre es la de quien sabe mantenerse a sí mismo, crecer por su fuerza y ayudar a otros a que lo hagan” y remarcó que “mientras haya una persona en la miseria, nos falta libertad”.
“A los santos no sólo hay que admirarlos, sino imitarlos. Yo tengo que hacer lo que hacía San Cayetano”, instó el obispo.
“Si le tenemos veneración, pero después somos egoístas, esa devoción es falsa”, concluyó.
La misa duró una hora y luego hubo procesión. Más información en página 23.
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