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En el Congreso de Aapresid, Maizar (Asociación de Maíz y Sorgo Argentina) y especialistas ofrecieron detalles de la conveniencia económica del maíz sobre la soja |
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En una rueda de prensa impulsada por Maizar en el Congreso de Aapresid, el presidente de Maizar, Alberto Morelli, dijo que “este año existen condiciones agroecológicas sin igual para el maíz” y agregó: “Por primera vez en muchos años la relación de precios maíz/soja favorece al maíz y eso motivaría que la próxima campaña muchos productores decidan apostar al cultivo”.
Pablo Andreani, de Agripac, señaló que la sequía que afectó a Estados Unidos “disparó los precios tanto del maíz como de la soja”. “En 1934 hubo una condición climática similar, pero en esos años Estados Unidos producía menos por lo que el impacto económico fue menor. Esto representa una oportunidad tanto para Argentina, como para Brasil y Ucrania. Sin embargo, estos últimos países están más limitados para aumentar su producción, por lo que Argentina tiene un momento histórico para apostar al maíz”.
No pasa desapercibido el valor al que está cotizando el cereal (aproximadamente 200 dólares la hectárea), lo que lo hace ventajoso económicamente.
En lo que hace a las condiciones de mercado, Andreani destacó que por las pérdidas de Estados Unidos, el país del norte “difícilmente pueda cumplir el contrato que tiene con Japón, lo que permitiría abrir un mercado cerrado hasta el momento a una negociación bilateral, ampliando la demanda”.
A su turno, Pablo Ogallar, director de Monsanto, coincidió en las oportunidades que presenta el maíz este año, aunque afirmó que “indudablemente el cultivo estrella, hoy y mañana, en la Argentina es la soja. Pero hay que señalar que para que la soja pueda expresar todo su potencial se necesita más maíz”.
Presentó estadísticas en las que señala que la soja rinde un 16% más cuando viene del maíz.
En la última campaña se sembraron 4,5 millones de hectáreas con maíz y, según Ogallar, están dadas las condiciones para llegar a las seis millones de hectáreas.
A su turno, Pedro Rugeroni, director de Syngenta, habló de las mejoras introducidas en el maíz con años de investigación en biotecnología, lo que permite obtener buenos rindes en maíces tardíos o de segunda. “No es lo mismo el concepto, porque en un caso se refiere a la decisión del productor de diferir la fecha de siembra hasta mediados de noviembre, para iniciar con más agua en el perfil de suelo y escapar a las altas temperaturas en el momento crítico de la floración”, dijo.
Por su parte, Daniel Canova, de la Comisión Directiva de Aapresid, habló de la sustentabilidad que le da a la producción la rotación con maíz. “Como hombre que le dedicó gran parte de su vida a la conservación de suelos, siempre parto de la idea de cómo se formaron los nuestros”, destacando que las gramíneas de raíces perennes son las que le dieron la riqueza actual.
“En base a eso sabemos cómo alimentar nuestros suelos y es precisamente con gramíneas como trigo, cebada, sorgo y maíz. Es importante tenerlo cubierto con gramíneas para que consuman el agua excedente que no usa la soja y lo proteja de la erosión”, agregó.
Hizo un llamado importante para los dueños de campos arrendados. “Así como el que alquila una casa exige por contrato que la devuelvan en las mismas condiciones, hay que exigir que al término del arrendamiento el suelo del campo alquilado tenga la misma materia orgánica con la que se lo entregó y sin erosión”, concluyó.
Bioeconomía
Desde el mismo concepto de producción sustentable, el director ejecutivo de Maizar, Martín Fraguío, abordó su charla desde un término novedoso: la bioeconomía.
“En los últimos 150 años la base económica de la producción fueron los combustibles fósiles, que representaron una energía barata, aunque se abrieron los caminos de debate por la contaminación que se generaba”, dijo.
En consecuencia, aparece la idea de bioeconomía que, según explicó, no es un término de moda en los congresos, sino un concepto basado “en el crecimiento sustentable para producir de manera amigable con el planeta”, lo que fue aceptado por los núcleos más duros de ambientalistas en la cumbre de Río+20.
En ese contexto, el maíz surge como un cultivo insuperable para la elaboración de etanol, haciendo viable una mayor producción.
Usos
En la demanda de maíz la ganadería de carne ocupa el primer lugar, seguida por la avicultura, la lechería, la molienda seca y el sector porcino, explicaron.
Actualmente va creciendo la necesidad para etanol, lo que reabre un viejo debate sobre la competencia que puede tener entre el uso alimenticio e industrial.
“Las grandes crisis mundiales no se dieron por escasez, sino por excedente”, explicó Fraguío. “La crisis del 30 fue precedida por una gran cosecha de maíz en Estados Unidos. Como había mucha oferta, los precios bajaron a punto de provocar el quebranto de los productores. Esto hizo surgir una organización denominada CCC que precisamente se abocó a comprar los excedentes. Es por eso que el biocombustible no se presenta como un competidor del uso alimentario, sino como un destino viable para los excedentes”, concluyó.
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