“Esta es una crisis de Fe que surge desde el seno mismo de la Iglesia y por eso mismo es una de las más preocupantes de todos los tiempos”, comenzó diciendo Carlos Daniel Lasa.
Acto seguido, el ex decano de Humanidades de la UNVM pasó a explicar las razones por las cuales, según él, se originó esta crisis de Fe, y entonces mencionó el modernismo de principios de siglo, movimiento filosófico “que fue impregnando poco a poco a los miembros de la Iglesia con su visión progresista de la Historia, perpetrando un ataque contra la visión metafísica y contra la enseñanza de la Fe”. Esta visión progresista de la Historia no se inicia, según Lasa, a principios del Siglo XX sino que hunde sus raíces en tiempos de la “Crítica de la razón pura”, libro publicado por el filósofo alemán Immanuel Kant en 1781.

De Kant al liberalismo del Siglo XX

“Kant plantea una razón autoreferente, cortando con toda metafísica que antecede a la criatura humana. A partir de Kant, primará el término de revolución y no el de tradición y se modificará el concepto de libertad. Después de Kant, la libertad será concebida de acuerdo al poder de la voluntad de cada uno, voluntad que no está determinada por nada y menos por un Dios”, señaló Lasa en clara referencia al “libre albedrío” católico, que podría ser definido como una libertad determinada por la idea del Bien.
La idea de libertad “kantiana” se irá reafirmando con la obra de otros “filósofos del devenir histórico” de Alemania, tales como Hegel, Marx y Nietzsche, hasta llegar a nuestros días. Y a este respecto, Lasa refiere al pensador liberalista italiano Benedetto Croce, quien en pleno Siglo XX “ve a la Iglesia Católica como represora de la libertad por coartar al ser humano con la promesa de un más allá glorioso, en contraposición al liberalismo, que plantea que la finalidad de la vida está en la vida misma”.
A partir del liberalismo, según Lasa, se produce una escisión entre Verdad y Libertad y se suprime la categoría del deber. “A partir del liberalismo, el ser humano ya no debe actuar en consecuencia a Dios, sino que él mismo se ha erigido con su sed de vitalidad en la propia medida de su moral y se ha dejado de concebir como criatura”.
Según Lasa, “el problema comienza cuando esta lógica se hace carne en el seno de la propia Iglesia. A partir de este momento, desaparece el Magisterio, es decir, aquello que Cristo mandó a sus apóstoles: tal es enseñar. Y es que se ha perdido la Fe, que es el único modo de acceder a la Verdad, como expusiera Santo Tomás de Aquino en el Siglo XIII”.
Respecto a la crisis que ya se veía venir, Lasa citó una Encíclica del Papa San Pío X que en 1907 escribió, a propósito de los modernistas: “Traman la ruina de la Iglesia no desde fuera sino desde dentro”.
Por último, Lasa señaló el Segundo Concilio del Vaticano de 1959, hecho que para ciertas cúpulas fue tomado como “ruptura”, una suerte de “licencia” para proponer un nuevo cristianismo y una nueva Iglesia. Y a este respecto, el docente de la UNVM se mostró enteramente de acuerdo con el actual Papa Benedicto XVI en lo que refiere a su pedido por recuperar la vieja Iglesia, “esa donde el contenido de la Fe se mantenía inalterable y no estaba en juego la propia identidad”.
Respecto a esta “nueva cruzada” que encabeza el Papa y a la que Lasa admitió adherir, el doctor se mostró optimista y citó, a modo de anhelo, la frase de un amigo filósofo: “Si hay una razón por la cual creo que Dios existe, es porque nadie ha podido destruir a la Iglesia en dos mil años. Ni siquiera los Papas y sacerdotes corruptos que ha tenido”.

Iván Wielikosielek
Especial UNVM