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Jesús Chirino

Villa María. Esta ciudad que cultiva la música, celebra el canto y la danza, en más de una oportunidad recibió la visita de Jorge Cafrune. Cantor folclórico, decidor de cosas del pueblo que supo armar un amplio y exitoso repertorio conjugando obras de poetas nacionales con la de grandes escritores españoles. Lo recuerdo actuando en el predio de la Sociedad Rural de Villa María, en oportunidad de una jineteada. Un hombre sencillo y amable que se mezclaba con su público. Esta semana hubiera cumplido 75 años de edad, así lo testimonia la página 149 del libro que contiene el acta 11.595 del Registro Civil en Jujuy.

Una noche en Villa Nueva

Ese documento manuscrito dice “en este pueblo del Carmen, capital del Departamento del mismo nombre, provincia de Jujuy, a horas doce del día ocho de agosto del año mil novecientos treinta y siete, ante mí Carmen de López… compareció don José Jorge Cafrune de veinticuatro años de edad, argentino, casado, agricultor... domiciliado en Villa Matilde, declaró: que hoy a horas ocho y treinta nació el varón Jorge Antonio, cuya existencia he verificado en el expresado domicilio… hijo del declarante y su esposa Matilde Argentina Herrera de veintidós años de edad…”. Fueron testigos del acto Julio López y Tomás Arias. El mismo cantor alguna vez declaró “yo nací el ocho de agosto de 1937 en El Sunchal, un lugar del Departamento de Perico del Carmen, a 27 kilómetros de la ciudad de San Salvador de Jujuy, en una finca llamada Villa Matilde, propiedad de mi padre...”.

Carlota Moreno, mujer apasionada por las cosas del folclore, rememora para El Diario una visita que Cafrune hizo a su casa, en Villa Nueva. Era la noche de un verano de los años 70 cuando el cantor llegó a la casona. Carlota recuerda que venía del Festival de Villa María. Lo describe como un hombre “bastante callado”, con las palabras justas. Su marido, Carlos Alberto “Chiquín” Moreno, era uno de los organizadores del Festival del Vino y la Amistad de Villa Nueva, hombre que siempre llevaba folcloristas a su casa. Pero volviendo a aquella noche de verano, Carlota dice: “Vino con todo el elenco que traía, de artistas, no me acuerdo qué espectáculo presentó ese día en Villa María, sí que eran muchos, porque cuando me dijo que serían más de 30 los que vendrían a comer, yo me quería morir. El no comía carne, quizás era por su religión, recuerdo que los Toledos, de James Craik, sabían prepararle tamales”. Aquella noche Cafrune no cantó en la casa de los Moreno, sólo compartió la mesa de amigos.

Prohibido

En tiempo de la dictadura, desde la Fábrica Militar de Pólvora y Explosivos requirieron la presencia de Chiquín Moreno. Carlota dice que ella se puso muy nerviosa y le decía a su marido que no fuera. Pero él dijo que no quedaba otra cosa que concurrir a ese lugar. Cuando estuvo ante el director del establecimiento militar él mismo le dijo que quería informales cuáles eran los artistas que no debían contratar para el festival. En un destacado lugar de esa lista de censura estaba el nombre de Jorge Cafrune, cantor que entonaba piezas musicales con un claro sentido clasista en las que se denunciaban las injusticias cometidas contra el pueblo.

Aunque no era querido por los militares, en 1978 actuó en Cosquín y quizás esa actuación selló su destino, pues murió el primer día de febrero de 1978, en circunstancias poco claras. Existen testimonios que permiten pensar que el régimen dictatorial quiso callarlo.

A caballo
en una ruta

En setiembre de 1976, Teresa Celia Meschiati fue secuestrada en la calle Patria, de la ciudad de Córdoba, llevada al campo de concentración “La Perla” y allí permaneció ilegalmente detenida hasta diciembre de 1978. Según consta en el legajo 4.279 de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de las Personas (Conadep) Meschiati señaló que a principios de 1978, cuando se desarrollaba el tradicional festival de música folclórica en la localidad de Cosquín, se agitó el clima en “La Perla”. Pasó que entre los artistas que actuaron en el escenario coscoíno estaba Jorge Cafrune, quien al momento de terminar su participación, el público le solicitó una canción prohibida por la censura imperante en el momento. Según recordó Meschiati, el barbado cantor habría dicho “aunque no está en el repertorio autorizado, si mi pueblo me la pide, la voy a cantar”. Todo un acto desafiante al poder militar en un evento multitudinario que habría hecho que los militares presentes coincidieran en que debían matarlo para prevenir a otros que se animaran a contradecir el poder. Meschiati señaló que fue Carlos Villanueva quien dijo eso en La Perla. Por otra parte, hay que decir que aquella noche el propio genocida Benjamín Menéndez estuvo presente en el encuentro musical, “iba vestido con traje blanco y sin escolta”. En su testimonio Meschiati continúa diciendo “el clima esa, semana en La Perla, fue de gran nerviosismo. Decían que estaban preparando una operación especial. Entre ellos cuchicheaban, sobre todo el capitán Barreiro, el teniente primero Villanueva y el suboficial mayor Vega... Después, Cafrune, que volvía a caballo por la ruta, fue arrollado por una camioneta que huyó... Grandes abrazos y enormes risas de satisfacción. Dijeron que el operativo especial se había cumplido, pero no quisieron volver a hablar del tema...”.

El cantor había iniciado una marcha a caballo rumbo a Yapeyú para depositar allí un cofre con tierra de Bolougne Sur Mer. Se trataba de un homenaje a José de San Martín. Lo atropelló una camioneta y quedó tirado en la ruta sin adecuada asistencia médica. Del conductor sólo quedó un nombre, Héctor, todos los otros datos se fueron por esa misma ruta de la provincia de Buenos Aires. La voz potente de Cafrune sigue resonando en el corazón del pueblo, señalando las injusticias que sufre. En febrero de 2013 se cumplirán 35 años de aquel fatídico día en que fue muerto el “Turco” Cafrune. Quizás la ciudad de las peñas, que tiene tantos cultores de la música folclórica, pueda homenajearlo.