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Un gran elenco estuvo detrás de la pieza de enredos y humor negro |
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“La hipocresía es el colmo de todas las maldades”, dijo alguna vez el gran Molière.
Y allí, en esa putrefacta sustancia que apesta los umbrales de la condición humana, se ha internado el autor Robert Thomas para esgrimir su celebrada pieza “Ocho mujeres”.
La misma que el director José María Muscari, un especialista en aumentar los volúmenes de crudeza y desfachatez en sus puestas, toma como parámetro formal y le agrega ciertas pinceladas de humor visceral.
La trama se centra en una casa señorial donde aparentemente ha ocurrido el asesinato del padre de familia. Ante semejante acontecimiento se reúnen las mujeres más allegadas al “finado”, que en realidad escucha todo detrás de la puerta. La noticia de la muerte, poco a poco, va descorriendo el velo de solemnidad y buenos modales reinantes, reflejando la decadencia de la sociedad burguesa de mitad del Siglo XX. Una esposa beoda e infiel que está a punto de fugarse, una ama de llaves que se acuesta con su hermana pedigüeña, su mucama que hace las veces de su amante, su suegra avara que finge su discapacidad motriz, su hijastra que engendra a su propio retoño y su cuñada que lo desea en secreto. Con una interpretación formidable de María Leal y un acompañamiento destacado de figuras notables como Norma Pons, Mónica Villa, Emilia Mazer y Katja Aleman redondearon la obra satírica de enredos con pizcas de humor negro, el viernes por la noche en el Verdi, ante una audiencia casi repleta. Al final, Leal agradeció al público y dedicó la función a su “querida prima” a quien visitaba cuando visitaba nuestra ciudad.
J.R.S.
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