La sensación de incertidumbre se mezcla y no se puede ocultar en los ojos de uno de los 120 trabajadores de la firma Industrias Martín Cubero (IMC), ubicada desde 1996 en la localidad de Dalmacio Vélez. El viernes mantuvieron una reunión con el encargado de planta quien les aseguró, ante la venta de la misma a capitales hindúes, que los puestos de trabajo están garantizados.
A 40 kilómetros de allí, en las oficinas que IMC posee en Villa María, el titular de la empresa de capitales mexicanos, Alberto Martín Cubero, afirma que esa fue una de las prioridades a la hora de tomar la decisión de vender las acciones.
El empresario dijo a EL DIARIO que el 15 de diciembre la planta entrará en receso de un mes, tiempo en el que se realiza la limpieza general y mantenimiento, para que el 15 de enero comience a funcionar ya en manos de los nuevos propietarios.
Se trata de la firma Holand Argentina SA, una de las más grandes del mundo, con plantas en Brasil, Mozambique e India y que adquirió también en Estados Unidos la Universal Blanchard.
Holand Argentina ya viene trabajando en el sur de la provincia de Córdoba, pero con otras plantas procesadoras de maní y tiene sus oficinas en Río Cuarto, pero ahora contará con las ex instalaciones de IMC.

El desenlace

“Desde comienzos del año, aunque sin ser pitonizo, tuve la sensación de que no teníamos que cosechar maní”, dijo Cubero, pero no hacerlo significaba además una importante pérdida para la firma, que cultiva no menos del 50% de la materia prima que procesa.
Teniendo sede en México, “nosotros trabajamos con dos polos”, agregó, por lo que sostuvo que veían que Estados Unidos y Nicaragua, dos importantes proveedores de maní en el mundo, tendrían superávit. En el caso del primero, Cubero indicó que contó este año con “700 mil toneladas de más, porque sembró un 20% más que el año anterior, y el flete de ese país a México cuesta 60 dólares por tonelada para transportarlo a la planta de Cuautla (en el estado de Morelos), cuando desde la Argentina esos costos hoy ascienden a 230 dólares (los valores por transporte en barco se duplicaron), y a eso sumarle las retenciones que aplicó este Gobierno... Todo se encareció”. Sin embargo, el titular de IMC manifestó que “el conflicto del sector agropecuario y el Gobierno nacional, que nos obligó a cerrar las puertas por varios días (el 17 de junio) y nuestros camiones no podían llegar con la materia prima. Eso fue la gota que colmó el vaso”.
Tras este parate, Cubero confesó que “aparecieron tres oferentes creyendo que ya habíamos cerrado, pero sólo se trataba de un impasse”. Aunque no quiso precisar detalles, este matutino pudo conocer que se trató de una firma local y otra extranjera.

Esta planta

“Se quedan con una gran empresa, es una planta muy funcional, con especificidad y con una capacidad de 40 mil toneladas que puede incrementarse a 70 mil en poco tiempo y casi sin inversión. Pero sobre todo, es una planta que tiene una gran capacidad de recursos humanos formados, porque no hemos escatimado en la la capacitación de las Buenas Prácticas de Manufactura (BPM) y en cumplir con las normas exigidas que nos permiten ubicarnos en el marcado europeo, trabajo que nos llevó al menos cuatro años”, comentó Cubero.
Añadió que en plena incertidumbre, a mediados de año, “veía que el mundo se venía encima”, y la pregunta cayó sola. ¿Y ahora?: “Qué se vino encima”, disparó.

“Me quedo acá”

Alberto Martín Cubero contó que se queda en Villa María, que estará viajando y visitará su tierra y su familia en México, donde sus hijos comandan la firma. “Será como una año sabático, pero que un empresario en realidad nunca se toma porque seguro estaré viendo esto, aquello y conociendo a los argentinos”.
Confió además que las oficinas que posee la firma en calle Santa Fe, de Villa María continuarán abiertas, para acomodar y gestionar hacia nuevos rumbos.
Porque más allá de lo que describe como su comodidad, Cubero incursiona desde hace algún tiempo en la vitivinicultura y cuenta con una etiqueta propia que lleva su apellido. Tampoco quiere abandonar la provincia: “No sabía que Córdoba también podía...”, dedicarse a la cosecha de la vid, por lo que no se descarta que tras abandonar la industria manisera en la Argentina, se dedique luego a la elaboración de vinos, “aunque hacerlo en este país es como echar agua en el océano”. “De todas maneras, estamos en abrir caminos”, concluyó.