Titulada “Got my mind set on you” (Tengo mi mente en vos) por su autor Rudy Clark y grabada originalmente en 1962 por James Ray, su verdadero brillo y popularidad lo alcanzó recién con la versión grabada por el ex beatle George Harrison en octubre de 1987.
Esta creación fue incluida en el álbum “Cloud nine” (nube nueve), de Harrison, en su regreso a un estudio de grabación tras cinco años de ostracismo. George había quedado fascinado con esta composición apenas la escuchó a principios del 62. Incluso intentó convencer a los otros tres beatles de grabarlo en algún larga duración del cuarteto, pero siempre obtuvo un no rotundo. Posterior al fracaso de su placa “Gone troppo”, decidió que debía lanzar al mercado una canción simple, de una melodía pegadiza.
Para esta instancia, se propuso convocar a su viejo amigo Jeff Lynne (el líder de la Electric Light Orchestra) para que lo acompañara en la producción del disco. La idea era probar suerte con una canción muy alejada de su estilo habitual, íntimamente ligado a la filosofía hindú y a los designios del Hare Krishna (cultura védica, filosofía y meditación trascendental) y a la utilización de instrumentos poco habituales para una estrella del rock (por ejemplo, la cítara, originaria de Oriente). Paralelamente, la letra de “Tengo mi mente...” se alejaba de las composiciones habituales del artista, que orientaban a la toma de conciencia sobre determinados aspectos y a la reflexión de las cuestiones espirituales. En consecuencia sus fans, cuando escucharon el single, no dudaron en tildarlo de “basura ochentista”, agregando que su ídolo se “había vendido” a la industria discográfica por unas pocas libras esterlinas. Más odio generó en sus seguidores cuando MTV difundió el videoclip alusivo.
En esta ocasión, no obstante, se notó la cuota de humor e ironía de GH, pidiendo disculpas a sus fans, desde el clip filmado en el living de su casa, por haberse apartado del estilo místico que desde siempre le fue tan característico.
Radio teatro de la mente
Conservo agradables recuerdos como oyente de radio, cuando era todavía un niño. Era habitual, al menos en mi casa, que compartiéramos en familia, largas jornadas pegados al receptor para ejercitar la imaginación a expensas de los radioteatros. Uno en particular ha quedado para siempre sujeto en mi memoria, no recuerdo el título de la obra, pero sí al personaje de la ficción representado en la puesta al aire por LT8 Radio Rosario, reconocido por todos sus seguidores sencillamente como "Raúl, el hombre de barrio". Y más adelante en el tiempo otros programas radiales se quedarían con las preferencias de los oyentes de la inmensa geografía argentina. Uno de ellos que comenzó en 1971, "Aire, sol y música" creado para mitigar las temporadas estivales, por Rivadavia, con la conducción de Rubén Aldao.
Otro espacio que copó el aire de los fanáticos por la radio, se puso en marcha a fines de los ‘70 y principios de los ‘80, con una singular y llamativa publicidad gráfica que mostraba la foto de una aparato de radio dentro de un baldecito con hielo, y al que se conoció como "La onda del verano", íntegramente producido desde Mar del Plata y conducido por Adolfo Cassini, secundado por las consagradas locutoras (eternas de radio Rivadavia), Rina Morán y María Esther Vignola. Móviles, información variada, humor y todo lo que debía contener un programa de ese perfil ... podría decirse que nos dábamos "un chapuzón refrescante de radio".
Atilio Ghezzi
Especial para EL DIARIO
Otras notas de la seccion Culturales
Analía Rosso mostrará sus cuadros en el Favio
Inscriben en escuela de modelos
Un humor sin red
"Hago bailar cuarteto a americanos y extranjeros en mis clases de Nueva York"
El PEUAM obtuvo un premio en Ausonia
|