Señor gobernador: ante la torpeza y agresividad de los términos vertidos por usted, en la carta abierta dirigida a mis compañeros secretarios generales de los gremios estatales, con la espuria intención de responsabilizar a los trabajadores y sus representantes, por las medidas de ajustes que usted y su fuerza política dispusieron en desmedro de los beneficiarios de la Caja de Jubilaciones de la provincia, me veo en la obligación de dirigirme a usted, en forma directa y franca sin hipocresías ni politiquerías.
Señor gobernador: usted miente cuando me atribuye haber dicho que los jubilados cordobeses ganan mucho, miente cuando me imputa manifestaciones irresponsables y anti-obreras. Jamás, en mis 40 años de militancia gremial y política he afirmado que un trabajador y menos aún un jubilado argentino, porque eso somos los cordobeses, gana mucho. Ningún jubilado de este país gana mucho.
No ganan mucho los beneficiarios de la Caja de Jubilaciones de la provincia que perciben el 82% móvil, su haber jubilatorio es producto de años de lucha del sector obrero estatal y no una concesión gratuita suya ni de ninguno de sus amigos. Las calles de nuestra provincia son testigos de mi indeclinable compromiso y el del resto de mis compañeros, con los derechos de aquellos que se jubilaron, cualquiera sea el signo político del Gobierno de turno.
Ni usted ni ninguno de sus amigos, nos dieron nada a los trabajadores estatales de la provincia, lo que tenemos, lo hemos ganado poniendo el alma y el cuerpo, de cara a la sociedad y sepa que tenemos la obligación de ir por más en la tarea de recuperar las conquistas y derechos que el neoliberalismo nos arrebatara.
Señor gobernador, no es la primera vez que pretende agraviarme llamándome irresponsable, lo mismo hacía cuando le exigía que los aumentos que lográbamos los docentes, después de innumerables conflictos, tuvieran el carácter de remunerativos y engrosaran el básico de los trabajadores en actividad, ya que de esta manera se incrementaba el haber jubilatorio. Me llamó irresponsable también cuando le decía en la cara que los jubilados eran sujetos de derechos y no objeto de la caridad.
Señor gobernador nunca dije ni diré que el salario de un jubilado es mucho, porque además, es de ese salario del que viviré cuando me jubile con mis 30 horas cátedras de docente de educación media, porque como usted sabe, esa situación es consecuencia de años de lucha que me tuvieron como protagonista, extinguiendo las jubilaciones de privilegio.
Señor gobernador nunca me olvidaré de dónde vengo y a quién represento, como tampoco me olvidaré que fui elegida por el pueblo de esta provincia, formando parte del proyecto político que encabeza nuestra señora presidenta, al que usted, olvidándose de sus modales de falso defensor de la institucionalidad, despectivamente llama “Gobierno K”, y lo hice en el año 2009, en momentos y en ocasión del más terrible intento destituyente que nuestra democracia recuerde, llevado adelante por los grupos de poder concentrado de nuestro país; los mismos por cuya complacencia hoy usted se desvive, con el afán de erigirse en el más fiel guardián de sus intereses. Idéntica actitud la suya a la asumida en aquel momento por su amigo Juan.
Señor gobernador, nunca dudé en defender los derechos de los trabajadores ni cuando usted era secretario de Gobierno municipal ni cuando su amigo Juan, desesperado por ser el vicepresidente del proyecto presidencial de los monopolios, descontaba los haberes a los mismos jubilados sobre los que usted pretende hacer recaer los efectos de décadas de desmanejos de la Caja ni lo haré ahora cuando en aras de desarrollar un proyecto político personal se pretende reinstalar el concepto de “La Isla” , “Corazón de mi país”, “Cordobesismo” y el de “Provincias viables o inviables” que tan fervorosamente sostuviera su amigo Domingo Felipe.
Señor gobernador el sistema federal tiene su origen en la idea de la unidad nacional a partir de la exigencia para que el puerto y las jurisdicciones más favorecidas contribuyan al sostenimiento de la Nación y no en la existencia de provincias ricas a costa de argentinos pobres.
Señor gobernador no me ofende, porque no creo en sus palabras, no le creo cuando habla de los números del déficit de la Caja, como no le creí cuando decía convocar a un diálogo sincero, la realidad se encargó de darme la razón la noche en que el alacrán no pudo controlar su instinto.
Respetuosamente.
Carmen R. Nebreda
Diputada Nacional Frente para la Victoria
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