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Germán Galdeano escribió la canción dedicada a su barrio, el Almirante Brown |
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Germán Galdeano reflejó en una canción los recuerdos más nítidos de su infancia, transcurrida en las calles del Almirante Brown.
“Cuando me mudé a otro barrio, en 2007, caí en la cuenta de que dejaba no sólo la casa, sino una estructura histórica en la que había crecido. Fue entonces que me vinieron a la memoria toda esa gente y, a diferencia de lo que me pasa con otras canciones, la tuve que escribir. Era contar lo que describe la canción o llorar”, dijo. Y por suerte, esos recuerdos se transformaron en la bellísima canción de su autoría (ver recuadro).
“El rotundo ataque de melancolía”, como define el momento en que dejó el barrio, pasó también al ver los cambios que habían ocurrido en el lugar.
Las calles ya no eran la cancha de fútbol o de tenis en las que pasaban las horas junto a sus pares, sino el lugar donde transitan rápido los colectivos.
Ya no estaba el quiosco de ‘La Cuni’; la casa abandonada que habían ‘tomado’ para liberar a los fantasmas de la imaginación en el altillo de la vieja propiedad se transformó en una peluquería y ya no sonaba en el pasillo el piano de ‘Cheché’.
‘Cheché’ era un personaje al que mirábamos, de chicos, con cierto temor. Todos decían que era un pianista excepcional y por las pocas veces que hablé con él de música, sabía muchísimo”, recordó, al referirse a uno de los párrafos de la canción que tituló “Mi barrio, a los 80”.
Cheché vestía con andrajos y siempre andaba con un maletín en el que llevaba algunas golosinas. Decía que era distribuidor de una marca.
“Yo nunca supe su verdadera historia. Y hoy tampoco la quiero saber. Me quedo con esos relatos del barrio, que hablaban de que era un hombre adinerado, que tenía un piano de media cola que un día cambió por una colección de autitos”, dijo el músico, compositor y docente (en una escuela secundaria y en clases particulares de guitarra) de 31 años.
Cheché tenía un vicio, que era contar los vecinos que pasaban con escupitajos. “Por eso hablo de que empapaba la vereda”.
“Algunas veces lo escuché tocar el piano, pero desde la vereda”, recordó.
En otra estrofa de la canción habla de las chicas oriundas de Buenos Aires que bailaban canciones de Las Primas.
“Nos juntábamos en la esquina donde ahora es Ibiza. Ahí funcionaba la Tienda de Don Giuliano y su mujer, Emilia. Cuando bajaban la persiana nos sentábamos en el escalón y venían unas chicas, eran tres hermanas. Ellas hacían una coreografía con canciones de Las Primas y era un lujo verlas bailar”, dijo.
Otra anécdota que recuerda del barrio fue la “toma” de la casa abandonada en la que, para ellos, habitaban fantasmas. Un día resolvieron entrar por las tapias y así accedieron al lugar. Llevaron velas, pintaron las paredes y era todo un acto de arrojo animarse y subir al oscuro altillo del lugar. “Cuando vino gente a vivir, pusieron una peluquería y yo siempre me perseguí de que nos iban a descubrir por los dibujos en la pared”, señaló Galdeano.
“La verdad es que toda mi infancia estuvo comprimida en el barrio. De ahí eran mis amigos, ahí estaba mi escuela (Trinitarios) y ahí crecieron los chicos que vimos jugar desde chiquitos, cuando nosotros ya éramos adolescentes. Cuando vi que esos chicos ya subían al colectivo para ir a la Universidad, tomé conciencia de que había pasado el tiempo”. No es que se esté quejando, como dice el estribillo de la canción, pero está bueno volver, aunque sea, a través de una canción que relata la infancia rodeada de verdes y en calles anchas, donde cada uno pudo crecer en libertad.
La canción
Será que el barrio está cambiando,
los chicos chicos ya van a la Universidad.
El quiosco de la esquina ya se cambio de esquina
y yo hace mucho tiempo no juego a la escondida.
Será que no tenemos tiempo ni para jugar.
Las chicas que vivían a la vuelta
cantaban canciones de Las Primas, ahora tienen hijos
y viven en Capital Federal.
Será que no me he acostumbrado aún
a esta dura tarea de ser un mayor de edad.
No tengo ningún álbum, no me quedan figuritas.
Mi bicicleta ya aprendió a andar sin rueditas.
Será que hemos encontrado equilibrio en la
inestabilidad.
También falta el vecino que empapaba la vereda,
tocaba lindo el piano hasta que un día lo cambio
por una colección de autitos de colección.
No es que me esté quejando,
es que me gustaría regresar
al olor de mi barrio en los 80.
Será que el barrio esta cambiando.
El centro me quedaba a unas diez cuadras, ahora me queda a tres.
Ya no hay peluquería a la vuelta de la casa
y hoy no te vi jugando pelota en la plaza,
será que no tenemos tiempo ni para dormir.
La calle se lleno de colectivos
y ya nadie se esconde a fumar los puchos
que le faltaron a papá.
No es que me esté quejando,
es que me encantaría regresar
al olor e mi barrio en los 80.
Letra y música: Germán Galdeano
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