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Caballero se declaró culpable de los hechos que se le atribuían y luego recibió una condena que le permitió recuperar la libertad tras poco más de nueve meses. Detrás, el abogado Juan Rusconi |
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Un joven convicto reincidente fue condenado ayer a nueve meses de prisión, pero pudo recuperar la libertad a raíz del tiempo que llevaba entre rejas, con lo cual se le dio por compurgada la pena impuesta.
Se trata de Víctor Daniel Caballero, de 29 años de edad, quien fue declarado autor responsable de los delitos de “violación de domicilio”, “desobediencia a la autoridad” y “amenazas”, luego que confesara su participación en los hechos que se le atribuían.
Caballero, un albañil nacido en Villa María el 13 de octubre de 1982 y con último domicilio en el barrio 76 Viviendas de esta ciudad, registra antecedentes penales por haber sido condenado en otras ocasiones.
Los ilícitos que lo llevaron a la cárcel, en los últimos días de octubre del año pasado, se produjeron precisamente durante ese mes, aunque en distintas circunstancias.
El más curioso de los hechos, que terminó privándolo de la libertad, se registró en horas de la madrugada del lunes 24 de octubre, cuando ingresó ilegalmente a un domicilio particular de Villa Nueva y, en un confuso suceso, se acostó a dormir en una de las habitaciones del inmueble.
Entró a dormir
Aunque parezca gracioso, Caballero ingresó a la vivienda sita en bulevar Argentino 450 de la vecina ciudad, ocupada por Rolando Dante Vay y su familia, entre la medianoche del 23 y las 7 de la mañana del día siguiente. A esa hora, la esposa de Vay se comunicó telefónicamente con su marido, quien se hallaba trabajando como remisero, y le avisó que había un hombre durmiendo en la pieza de sus dos hijos, junto a ellos, en una tercera cama.
El trabajador del volante se contactó con la Policía y, pocos minutos después, personal de la Comisaría de Distrito villanovense detuvo al intruso en el mismo lugar donde descansaba.
Los efectivos que llegaron al inmueble en dos patrulleros hicieron salir de la casa a la mujer y a sus hijos adolescentes, para luego entrar al dormitorio donde permanecía el desconocido.
Fue entonces cuando lo despertaron, ante lo cual el intruso pidió disculpas y comenzó a llorar. Poco después, fue trasladado a la sede policial de Villa María, donde se constató que Caballero había salido de la cárcel a mediados de julio de ese mismo año.
Otro de los hechos por los cuales fue juzgado se produjo horas antes del curioso episodio en el domicilio de la familia Vay. A través de un teléfono celular, Caballero llamó a su ex concubina María del Valle Balmaceda y le dijo: “María, no tengo adónde ir, me voy para tu casa”.
Posteriormente, el singular presidiario realizó otras cuatro llamadas, pero la mujer no lo atendió por miedo. Ocurre que la Justicia lo había excluido del hogar, ordenándole que se abstuviera de mantener cualquier tipo de contacto con Balmaceda.
En tanto, en fecha no precisada, pero entre el 10 y el 13 de ese mismo mes de octubre de 2011, Caballero se encontró con su ex mujer en la calle y le dijo que iba a matar a Silvia Mercedes Jara por haberle “arruinado la vida”.
“Donde la encuentre, la voy a cagar matando, y también a Miguel Vilchez”, le advirtió a Balmaceda en tono amenazante, sin que trascendieran en el juicio los motivos del encono del presidiario con las mencionadas personas.
La audiencia de debate fue presidida por el camarista René Gandarillas y contó con la participación del fiscal Correccional, Horacio Vázquez, y del abogado Juan Antonio Rusconi, que ejerció la Defensa de Caballero, mientras que la secretaria actuante fue Marcela Mattalía.
La confesión del convicto reincidente posibilitó que el proceso oral fuera de trámite abreviado, con lo cual se omitió la recepción de pruebas testimoniales en la sala del quinto piso de Tribunales.
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