Escribe: María Laura Tuyaret
Especial para EL DIARIO
Cuando el invierno comienza a despedirse, el sol se hace presente con más fuerza y las temperaturas ya no son tan extremadamente frías. Entonces, una visita a Tanti, en el corazón del Valle de Punilla, se vuelve irresistible.
Permitirle al tiempo transcurrir desapercibido, en medio de una larga caminata por los diquecitos y cascadas. Detenerse a olvidar el paso de las horas sobre las orillas pobladas de altas y desnudas arboledas de algún arroyito rocoso. Dejar de lado totalmente el “tic-tac” del reloj, abstraído en el abrazo cálido del sol. Tanti se convierte así en la mejor escapada para un fin de semana, y el más simple remedio contra el estrés y la rutina diaria.
Esta tradicional localidad, enclavada justo entre las sierras chicas y las sierras grandes, está ubicada a poco más de 50 kilómetros de la ciudad de Córdoba. A pesar de su escaso tamaño, el poblado cuenta con una amplia variedad en oferta gastronómica y de alojamiento, como colonias y complejos de cabañas.
Déjala correr
Si hay algo que no falta en Tanti es agua. Con esto no se quiere decir que esté exenta del azote de las épocas secas que se sufren en toda la provincia. Sino más bien que esta localidad se caracteriza, sobre todas las cosas, por el predominio de recursos hídricos.
Así, abundan en Tanti una gran cantidad de arroyos, remansos y cascadas; además de grutas y formaciones graníticas que la hacen gozar de paisajes tan peculiares y la transforman en un destino genuinamente atractivo. Su principal curso de agua es el arroyo Los Chorrillos, que atraviesa toda la localidad y termina en el lago San Roque. De un particular color pardo, su marcha es testimonio de haber descendido desde Los Gigantes y traer en sus matices restos de la montaña.
Entre los balnearios más populares se encuentran El Diquecito y La Isla, en donde se puede gozar de extensas piletas naturales. En épocas no tan cálidas, agradables paradores permiten disfrutar de un buen asado contemplando estos apacibles espejos de agua. Para los más aventureros, es recomendable darse una vuelta por alguno de los tantos atractivos naturales de Tanti, como la “Cueva de los helechos” o la “Cueva de los pajaritos”.
También existe una gran cantidad de hoyas naturales con formas llamativas que le han valido su nombre, como el “Trono del diablo” o la “Trompa del elefante”. En este sentido, el más popular es el “Pozo del indio”, de casi siete metros de profundidad y alimentado por “La cascada”, un salto que cae desde 20 metros de altura, enmarcado por una maciza pared de granito. Durante el verano, los más osados se zambullen allí, tirándose desde lo más alto del peñón.
Queda claro: Tanti ofrece los espacios y entornos perfectos para ponerle pausa al apremio de nuestra cotidianeidad. Por lo menos, por un fin de semana.
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