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Berardo (2) se apresta a cabecear para establecer la apertura del marcador. El defensor debutó con un gol y una gran tarea |
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Escribe: Juan Manuel Gorno
(enviado especial)
El nuevo Alumni parece tener una tendencia positiva: difícilmente le ganen corriendo y metiendo. Y su sacrificio resulta innegociable.
Esta personalidad para afrontar el partido de ayer, en el debut de fuego que tuvo en la temporada del Argentino A 2012/2013, fue suficiente para sumar un punto muy valioso en Rosario, donde empató 1-1 con Tiro Federal, después de jugar 60 minutos en inferioridad numérica.
El estreno, visto desde las inclemencias negativas que le dio el trámite del partido, aportó una sonrisa en la formación villamariense. A saber: el técnico José Manuel Vázquez no pudo contar en el debut con todo el potencial que tiene su plantel; el rival asomaba como candidato absoluto por el peso de sus nombres y, a todo esto, el árbitro Juan Ignacio Bruno hizo bastante para darle una mano al local, más allá de la expulsión del defensor Hugo Yocca, quien vio la segunda amarilla a los 33 minutos del primer tiempo.
Sin embargo, este nuevo Alumni, que tiene un mix entre los que permanecen de la sufrida temporada anterior y los refuerzos con ansias de trascendencia, entró tan mentalizado que, a los 7 minutos, sorprendió a propios y extraños con un gol tras jugada con pelota detenida.
El central Patricio Berardo, quien debutó oficialmente en la categoría tras su paso por Belgrano, hizo estallar a los casi 200 villamarienses que viajaron a Rosario cuando, en un tiro libre ejecutado por Juan Aimar, metió en el área un cabezazo cruzado y mandó la pelota tan abajo y junto a un palo que hizo inútil el esfuerzo por estirarse del enorme Carlos “Chiquito” Bossio.
“Así se cabecea”, pareció sentenciar Berardo, que hizo lo que no pudo dos minutos antes su colega defensor, Luciano Precone, cuando desvió un frentazo luego de un tiro de esquina de Ezequiel Arriola.
Lo concreto es que el gol despertó entusiasmo y Alumni se puso el overol enseguida, con un trabajo desdoblado de los volantes centrales (Altuna y Morcillo), y la búsqueda rápida de los laterales para las corridas de Carlos Herrera y Emiliano López en ataque.
A Tiro le costó encontrar los caminos, aunque proponía juego con la manija de Diego Erroz en el centro del campo y las subidas de Arriola por izquierda.
Sin embargo, cuando nada suponía riesgos sobre el área villamariense, dudaron el arquero Emir Basabe -salió lejos para buscar un centro- y Hugo Yocca. Y ahí nomás, el árbitro cobró un penal insólito, por supuesta mano del santiagueño que sólo vio el colegiado, cuando ningún jugador de Tiro asomaba por la zona.
Polémica al margen, el local aprovechó el fallo y utilizó a su mejor definidor, Leandro Armani, para estampar el 1-1 desde los doce pasos, con remate rasante, bien pegado al palo derecho del arco fortinero.
Corrían 23 minutos y el partido ya tenía dos emociones, aunque Tiro tomó envión y trató de poner las cosas en su lugar soltando a sus marcadores laterales y monopolizando el balón en el mediocampo. Esto se intensificó diez minutos después, cuando Yocca protestó un lateral y se ganó la segunda amarilla (la primera fue en el penal), hecho que dejó al visitante con uno menos y en problemas.
Así, los últimos minutos del primer tiempo fueron un sufrimiento para Alumni y mostraron lo mejor del local, que llegó dos veces con claridad, primero con un cabezazo de Iván Gómez que controló Basabe, y luego con un tiro libre de Arriola que desvió la pelota besando el parante izquierdo.
Ordenado
Quedaban 45 minutos y Alumni necesitaba serenarse, replantear su estructura y “meter el doble”. Entonces Morcillo jugó unos metros más arriba por la zona de Joaquín Lencinas, Altuna trabajó por delante de los zagueros y Aimar quedó por el otro sector.
Lógicamente, primero había que aprender a encerrar al rival para después salir jugando con pulcritud. Y así fue durante todo el resto del partido.
Tiro Federal no quiso desesperarse y cuidó la pelota en el medio, pero cuando pisó la zona de gestación para entrar en la definición, se encontró con una muralla defensiva implacable y sin fisuras.
Berardo y Salort, acompañados por Altuna, despejaron de arriba y no le dieron milímetros al goleador Armani, pero además, “Gallo” y “Pulga” fueron impasables en el mano a mano, unas fieras que asustaron a más de un rival. De hecho, Lencinas devoró tanto a Arriola que éste debió salir remplazado, y Villagra terminó por hacer expulsar al recién ingresado Gauto, cuando finalizaba el encuentro.
Esa perfección de aguante de la última línea fue contagiosa, Tiro no pateó al arco en toda la etapa y Alumni se dio el lujo, en un contragolpe, de quedar muy cerca del triunfo, cuando Federico Depetris (sustituto de López) la tocó ante la salida de Bossio y un defensor se la sacó con lo justo a Mariano Aldecoa (remplazante de Herrera), quien entraba por el segundo palo.
El árbitro, en una serie de decisiones localistas, trató de llevar el río para el otro lado, pero no pudo. El silbatazo final decretó el empate. Y Alumni volvió contento. Una imagen que, desde hace un largo tiempo, no se veía cada vez que debutaba en el torneo.
El árbitro
Un chiste de árbitro: Juan Ignacio Bruno, quien cobró un penal que sólo vio él y, en la misma jugada, amonestó mal a Yocca (luego expulsado). Después obvió un penal en favor de Alumni y fue llevando a Tiro hacia el arco rival con sanciones ridículas.
La figura
La última línea de Alumni tuvo un trabajo impecable, desde los centrales (Salort y Berardo), que no dieron respiro en el área, hasta los laterales (Lencinas y Villagra), que ganaron casi siempre en los mano a mano. También hubo un buen partido de Carlos Morcillo.
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