Luego de cuatro meses entre rejas, Lucas Jonatan Díaz recuperó ayer la libertad al cambiar la calificación legal de los hechos que se le atribuían y concluir anticipadamente el juicio que se le siguió a él y al menor M. E. T. por dos asaltos con cuchillo.
Tal como se preveía, la confesión del adolescente -quien el lunes había asumido la responsabilidad de ambos atracos, desligando así a su compañero de causa- precipitó el desenlace del proceso oral y obligó al fiscal de Cámara a tener que pedir un cambio en la acusación.
Al pronunciar su alegato, Francisco Márquez solicitó al juez Héctor Fissore que condenara a Díaz por un hecho de “encubrimiento”, y para ello pidió una pena de tres años de prisión de ejecución condicional, postura a la que adhirió el abogado Eduardo Luis Rodríguez, defensor de ambos imputados.
Sin embargo, el camarista terminó aplicando una pena de dos años de prisión en suspenso y ordenó su inmediata libertad, la que se efectivizó minutos antes de las 10 de la mañana, sobre el final de la audiencia de debate.

@ Tenía un celular

En poder del joven detenido durante la madrugada del 31 de julio pasado la Policía secuestró uno de los teléfonos celulares que momentos antes le habían sido sustraídos a una de las víctimas de los referidos asaltos.
A la confesión de T. se sumó el hecho de que Díaz no fue reconocido por ninguno de los damnificados, circunstancia que jugó a su favor, ya que la prueba colectada resultó insuficiente como para condenarlo por uno o ambos atracos.
Con respecto al menor, se declaró su responsabilidad como coautor de “robo calificado” por uso de arma, reiterado (dos hechos), pero no se le impuso condena en razón de su edad. Asimismo, fue puesto a disposición de la juez de Menores, Cecilia Fernández de Ferrero, quien deberá resolver los pasos a seguir respecto de su rehabilitación, que puede incluir hasta el alojamiento en un instituto de menores.
De todos modos, T. conserva el estado de libertad con el que llegó a juicio, aunque tendrá que presentarse ante la magistrada cuando ésta lo requiera.

@ Las víctimas

Cabe recordar que ambos jóvenes estaban acusados de haber asaltado a los hermanos Milton y Sebastián Juárez Giacosa, hijos del dirigente sindical bancario Luis Juárez, y a los amigos Jorge Reser y Alan López Fuentes, en dos hechos -diferentes entre sí- registrados alrededor de las 23.40 del 30 de julio y la 0.05 del día siguiente, en las inmediaciones de Mendoza y Mitre (el primero) y Rivadavia y Entre Ríos, respectivamente.
En el primero de los hechos, el confeso asaltante y otro sujeto amenazaron de muerte a los hermanos Juárez Giacosa, también menores de edad, y los despojaron de dos celulares Nokia 1112, poco más de 15 pesos en efectivo y las zapatillas que tenían puestas.
Luego, en el segundo atraco, los mismos delincuentes despojaron a Reser de su teléfono Sony Ericsson W 300 y posteriormente golpearon a López Fuentes, quien al momento del asalto había escapado, eludiendo la acción de los ladrones.
Por ese último episodio, Díaz estaba acusado como presunto autor de “lesiones leves”, pero durante la instrucción de la causa no fue reconocido por la víctima.
En ambos asaltos, el menor y quien ofició como su cómplice se movilizaban en una Honda 125 de color negro y utilizaron un cuchillo con cabo de color blanco y una hoja puntiaguda de 10 centímetros de largo.

@ Qué dice la ley

El delito de “encubrimiento” es legislado por el artículo 277 del Código Penal de la Nación, cuyo inciso 1º, apartado A, establece que “será reprimido con prisión de seis meses a tres años el que, tras la comisión de un delito ejecutado por otro, en el que no hubiera participado (...) ayudare a alguien a eludir las investigaciones de la autoridad o a sustraerse a la acción de ésta”.

@ Otros detalles

Lucas Díaz y M. T. son albañiles y ambos nacieron en Villa María, aunque están domiciliados en Villa Nueva. El primero tiene 18 años (26 de junio de 1990) y vive en Tierra del Fuego 39, en barrio El Vallecito de la vecina población, mientras que su compañero de causa había cumplido 16 (22 de julio de 1992) pocos días antes de los atracos y está radicado en el barrio villanovense conocido como Villa Centro.