Elvio Omar Toscano fue uno de los primeros habitantes del barrio Vista Verde. En diálogo con EL DIARIO En los Barrios relató la historia que lo llevó a adquirir el terreno donde luego construyó su casa cuando todavía no valían demasiado, económicamente hablando.
Corría el año 1977. Ya había pasado casi un año detenido en cárceles de la dictadura y el proyecto anterior de vivienda familiar lo había hecho en un terreno detrás del Sport Club, en barrio Palermo. “Mi mujer tuvo que vender ese terreno y después logramos comprar el lugar donde ahora vivimos”, relató.
Toscano es integrante de la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos (APDH), educador y vecinalista (su faceta menos conocida).
“En 1978 empezamos a hacer algo y nos mudamos con lo básico. Claro que no había luz ni gas ni teléfono. La única comunicación era la ruta y no contábamos con servicios de colectivos para que se movilizara la familia”, recordó.
Por esa situación, en 1981 empezaron a organizarse en el centro vecinal. “Lo primero que pedimos fue la apertura de calles, que finalmente se dio en el Gobierno de (Miguel Angel) Veglia, aunque no fue por donde nosotros queríamos”, recordó.
Ellos solicitaban una calle que pasara por detrás de la Casa de la Familia, incluso, antes de hacer el petitorio a las autoridades, habían tenido una audiencia con el obispo, monseñor Rubiolo, cuando el Obispado todavía estaba en la Casona Pereira y Domínguez (hoy sede del Concejo Deliberante). “El nos había prometido que sí, pero después lo negó en los medios”, lamentó Toscano.
Recuerda que cuando la compañía telefónica (por entonces, Entel) había sacado una promoción, él adquiere un telefóno que después no se lo quieren instalar por entender que el domicilio de Vista Verde estaba en zona rural. “Armamos una comisión telefónica para que todos tuviéramos acceso al servicio”, señaló Toscano.
Malvinas

A poco de iniciarse la guerra de Malvinas, el comisionado municipal, Silvio Mandrile, convoca a los centros vecinales a participar de una especie de colecta denominada “Bono Patriótico”, para colaborar con los jóvenes soldados en la isla.
“En carácter de vecinalista, participé del grupo con la convicción de estar haciendo algo que en dictadura estaba vedado. Por ejemplo, trabajar colectivamente por un fin común, peticionar ante las autoridades. Había mucho miedo y esa convocatoria la viví como una apertura a la participación”, dijo, lamentando que su imagen en acciones impulsadas por el Gobierno local en años de dictadura fuera utilizada para desprestigiarlo.

Esfuerzos

De joven, Toscano fue dando cada paso con trabajo esforzado. Hizo sus estudios secundarios en el Comercial y el Profesorado en el Rivadavia. “Mientras tanto, trabajaba. De cadete en una confitería, de lavacopas, en la Farmacia Pinardi, en una droguería y en Rentas”, recordó.
Ya mayor de edad, comenzó a trabajar en la Compañía de Electricidad, una empresa inglesa que dio origen al Sindicato Regional de Luz y Fuerza. De ese empleo fue cesanteado en la dictadura.
“No recuperé el empleo ni cobré un peso de indemnización. El abogado del gremio lo tramitó, pero lo dejó prescribir”, indicó.
Pese a todo, siguió adelante, participó, fue uno de los protagonistas de las transformaciones de su barrio al que hoy ve con orgullo el progreso alcanzado.