River venía de un duro golpe ante Argentino. Alumni, de un parate por una insólita suspensión. Sin embargo, ambos brindaron un discreto espectáculo que mantuvo la incertidumbre hasta el pitazo final.
Desde el comienzo se pudo observar una mayor posesión del visitante. Adueñándose del balón e intentando penetrar a la defensa rival por medio de la movilidad de sus delanteros y la prolijidad de Ramírez y Bonaveri.
Mientras que River se encontraba bien parado en el fondo y trataba de salir jugando por las bandas hasta llegar a la posición del incisivo Bertino y del siempre peligroso Santunione.
Bajo estas condiciones, la primera situación de riesgo fue para los dirigidos por Miranda. Una punzante habilitación de Ramírez dejó cara a cara a Alarcón y Bachanini, pero la emboquillada del atacante fue despejada milagrosamente sobre la línea por Gino Tais para mantener la paridad.
Luego respondió el anfitrión. Fue a través de un centro enviado por Bomprezzi que conectó en las alturas a Emiliano Ledesma. Sin embargo el cabezazo del defensor se topó con la integridad de Pedernera, quien envió la pelota al córner. Así se esfumó una primera etapa muy disputada y con la intensidad que caracteriza al fútbol local.
La segunda parte siguió el mismo camino y los dos equipos acrecentaron el respeto de sus respectivos libretos. El “Fortinero” controló casi por completo la pelota, pero River pareció sentirse cómodo en este escenario por contar con jugadores veloces en el contragolpe.
De esta manera, creció cada vez más la figura de Porta y de toda una defensa millonaria que se mostró atenta durante el tiempo de juego.
El visitante siguió intentando por todos los circuitos posibles, aunque siempre se topó con la zaga rival.
A falta de cinco minutos pudo haber ganado River si Martín Ledesma hubiese estado fino en su definición, que terminó elevando por sobre el travesaño. Pero la más clara fue de Alumni, cuando Amaya estrelló su remate en uno de los palos custodiados por Bachanini y en el rebote Aloi no pudo dirigir su disparo de pierna izquierda.
Así terminó un partido bien jugado que hasta el último minuto mantuvo la incertidumbre de que cualquiera de los dos pudo haber triunfado. Sin embargó, culminó en un acorde empate que pareció lo más justo a partir de lo realizado por ambos elencos.
La figura
Buena actuación de Ezequiel Porta por el lado del local. El defensor fue una garantía en la zaga central e impuso autoridad en ese sector. Mientras que en la visita se destacó la prolija tarea realizada por Daniel Ramírez en el mediocampo. Siempre dispuesto a jugar la pelota por abajo, además de ser una pieza clave en la creación del juego ofensivo de su equipo.
El árbitro
No fue una buena tarde de la terna arbitral compuesta por Gallo, Moyano y Mercol. Si bien sus fallos no infirieron en el resultado final, no estuvieron del todo acertado en sus decisiones. En más de una oportunidad no coincidieron entre ellos y el segundo asistente obvió una agresión sobre González que merecía expulsión.