Una mujer domiciliada en Córdoba denunció el lunes ante la Justicia, y ayer frente a los medios de prensa que estaban en Tribunales, que su concubino fue detenido arbitrariamente por la Policía local y que recibió una brutal golpiza por parte de efectivos de la División Investigaciones.
Elvira del Valle Patiño precisó que dos uniformados le realizaron un corte en el brazo derecho y que durante el violento interrogatorio le exigían que confesara “con qué puño había roto el vidrio”.
El hecho denunciado por Patiño se produjo el pasado fin de semana, luego que ella y Javier Rolando Silva vinieran a Villa María desde la capital provincial, junto a otra pareja, para visitar a una amiga.
Tras despedirse de Nancy Arce, domiciliada en Tucumán y Balcarce, las dos parejas pasearon por el centro de la ciudad en el automóvil de la denunciante, hasta que a eso de las 21.45, en momentos en que circulaban por la avenida Hipólito Yrigoyen, se produjo un incidente verbal entre Patiño y Silva.
Una discusión generó el enojo del hombre, quien decidió bajarse del rodado y se fue caminando. En el auto quedaron la mujer, Alejandra Sánchez y el esposo de ésta, Carlos Aliendo, ambos radicados en Villa Martínez, también en Córdoba capital.
Luego de un rato, Patiño comenzó a preocuparse ya que no pudo encontrar más a su pareja ni recibió ningún llamado telefónico que le indicara dónde estaba. Así, decidió buscar a Silva por diferentes lugares: se comunicó con familiares y nadie sabía nada, por lo que fue al Hospital Pasteur y hasta la Comisaría de Distrito (donde le negaron que estuviera detenido), pero sin dar con su paradero.
De regreso a Córdoba, alrededor de las 11 de la mañana del domingo volvió a insistir telefónicamente con la sede policial de General Paz y San Juan, y desde allí le informaron que Silva se encontraba detenido.
Patiño volvió a Villa María a eso de las 16, pero debió esperar una hora para poder ver a su pareja.
“Me dejaron pasar porque, según me dijeron en la Guardia, era mejor que entrara para que yo misma pudiera ver cómo le habían pegado los de Investigaciones”, relató la mujer, y agregó: “Esa misma persona me pidió que hiciera la denuncia al día siguiente, ya que ellos -los policías de la Guardia- no tenían nada que ver con lo que había pasado, sino que eran los que hacen las investigaciones”.
En su relato de los hechos, Patiño señaló que su pareja le contó que había sido detenido a eso de las 22.30 del sábado y que comenzaron a golpearlo momentos después que le hicieran la revisación médica de rigor.
“Le pegaron estando esposado”, añadió la denunciante, y precisó que Silva le dijo que uno de los que lo agredió “era un gringo alto, vestido con uniforme”, al que le decían “Topo”, y que el otro era más joven y estaba vestido de civil.
Dijo también que esos dos policías le efectuaron un corte en el brazo derecho, a la altura del codo pero del lado de adentro, y que le exigían que confesara “con qué puño había roto el vidrio”. La expresión aludía a un supuesto hecho delictivo en una vivienda local.
“Javier no entendía nada, no sabía de qué se trataba, y me dijo que le nombraban a personas que no conocía; mientras tanto, le seguían pegando”, agregó Patiño.
En la Comisaría le informaron que estaba imputado por los delitos de “portación de arma de fuego de uso civil sin la debida autorización”, “encubrimiento”, “lesiones leves” y “resistencia a la autoridad”, pero el lunes le agregaron “violación de domicilio”.
“El no tenía ningún arma”, enfatizó Patiño una y otra vez, y agregó que, según le dijo su compañero, “le iban a seguir poniendo cosas (es decir, agregándole imputaciones) si no decía con quién andaba”, en referencia a un supuesto cómplice de andanzas delictivas.

"Trabaja honestamente"

Consultada por los medios, la mujer admitió que Silva tiene antecedentes, pero que desde que está con ella “está trabajando como fletero y se gana la vida honestamente”.
Agregó que hace cuatro años que están conviviendo, que tienen una hija de 1 año y que se domicilian en barrio San Roque de la ciudad de Córdoba.
Cuando radicó la denuncia, lo hizo acompañada por un abogado de la capital provincial que viajó especialmente con ella.
En diálogo con EL DIARIO, Patiño se encargó de destacar puntualmente que “el policía que estaba en la Guardia me atendió muy bien y hasta me habló de mis derechos”.
Finalmente, la mujer dejó su preocupación por lo que está pasando: “No nos sentimos seguros en Villa María. Hoy -por ayer- vinimos y nos paró la Policía para pedirnos documentos; no sé qué pasa en esta ciudad”.