El barrio San Justo se erigió en terrenos que pertenecieron a Martín Urquijo, el que a su vez se los había comprado a los herederos de Pereira y Domínguez. En el sector que actualmente ocupa el barrio se erigieron diferentes caseríos con distintas denominaciones, pero todos quedaron unidos a la identidad barrial bajo el nombre de San Justo.
En relación a documentos guardados en el Archivo Histórico Municipal, encontramos que en junio de 1927 el Sr. Borgoña solicitó ayuda al intendente para exterminar las ratas que se encontraban en su chacra ubicada en el sector. Según el tenor de la nota, la plaga era de consideración, pues el vecino no podía eliminarla sin ayuda. Otro propietario aparece en una nota de 1950 cuando el municipio inicia un expediente por loteo. El 22 de agosto de ese año, de la oficina de Obras Públicas señalan que el plano de loteo de los terrenos de Carlos Anselmo (quien supo ser administrador de la sucesión de Urquijo) estaba confeccionado según las ordenanzas vigentes. Otros propietarios de tierra que figuran son Tipiago, Chiavassa, Frontera y Santunioni. Pero no sólo los primeros dueños de tierras en el sector, que hicieron sus negocios inmobiliarios, son parte de la historia del barrio. Fundamentalmente los vecinos que se fueron asentando en el lugar y desarrollaron actividades de participación en la vida comunitaria protagonizaron la vida cotidiana del barrio. Así, en octubre de 1952 la Comisión Vecinal del Barrio San Justo (entonces “Evita”) solicitó al intendente José Perazzolo el servicio de iluminación. Al año siguiente la misma comisión pidió que el municipio le ayudara a cancelar la deuda que mantenía con la Usina eléctrica. Para julio del ´55 la vecinal del lugar solicita y logra que la administración municipal le entregue especies para arbolar el sector.
En 1967 se pidió el reconocimiento de las nuevas autoridades de la comisión vecinal del barrio integrada, entre otros, por los vecinos: Santiago Oscar Tueros, Felipe Santiago Villarroel, Osvaldo Fiz, Juan Ernesto Mussa, Andrés Galdeano, Ramón Ferreyra y Diego Equizatto. Muchos son los nombres de vecinos que aportaron para el crecimiento del barrio, como el de Santiago Tuero, Díaz Corrado y tantos otros, seguramente siguen en la memoria de los habitantes del lugar.
Colaboración de Mayra Soledad Medina,
Micaela González y Bárbara Falistocco .
Alumnos del Ciclo de Especialización en el IPEM 275 que se encuentran haciendo el
voluntariado en el Archivo Histórico Municipal.
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