“Necesito que la Justicia tome cartas en el asunto inmediatamente, porque no quiero tener el mismo final de Claudia Rodríguez”, la mujer que fue asesinada a mazazos por su ex concubino, a fines de setiembre del año pasado.
Con lágrimas en los ojos y la voz entrecortada por la angustia, María Emilia Molina (30) concurrió a EL DIARIO para hacer público un reiterado reclamo formulado ante las autoridades judiciales, “ya que hasta el momento no me han dado una respuesta, y tengo mucho miedo por mi vida y la de mi hijo”.
Molina señaló que su ex pareja, Mauricio Ernesto Moreyra, la amenazó en reiteradas oportunidades, la última vez el último domingo, cuando “me dijo que si no lo dejaba ver al nene, me va a volar la tapa de los sesos, adónde me vea y esté con quien esté”.
La atribulada mujer refirió que ya hizo cuatro denuncias, “una en la Policía y las tres restantes en sede judicial, pero todo sigue como al principio”.
La última exposición la realizó el lunes pasado en el Juzgado de Niñez, Juventud y Violencia Familiar de los Tribunales de Villa María, a cargo de la jueza Cecilia Fernández de Ferrero, oportunidad en la que la secretaria Myrian Osés de Lomónaco le informó que primero van a notificar a Moreyra sobre la denuncia, para conocer su versión de los hechos, y luego van a resolver qué hacer.
Atemorizada en extremo, al punto temblar como una hoja mientras relataba los hechos, Molina dijo que responsabiliza a la Justicia si su ex concubino le hace algo a ella o a su hijo de 9 años.
La denunciante precisó que el problema radica en que ella se niega a permitir que el pequeño esté con su padre, “porque él se junta con unos amigos para consumir drogas, y mi hijo vio cómo se drogaban”.
“La semana pasada tuve que viajar a Córdoba por un grave problema de salud que tengo y no me quedó otra alternativa que dejar al nene con Moreyra. Y en esos días (del sábado 18 al domingo 26, inclusive), mi hijo vio cómo se drogaban. Sentía olor a marihuana y vio que se metían cosas por la nariz”.
Molina relató también que en un determinado momento el chico “se puso a jugar con un arma de fuego que él tenía debajo de la cama, poniendo en peligro su vida”.
Los presuntos incidentes denunciados por la mujer se habrían producido en la vivienda de Moreyra, sita en Alfonsina Storni 214 de la vecina localidad de Tío Pujio, aunque aclaró que durante dos de esos nueve días, el menor estuvo en la casa de la madre de su ex pareja, en barrio Las Playas de esta ciudad.
“Me odia, siente rabia y furia porque yo no le dejo ver al nene… y no quiero que esté con él porque sé la clase de educación que le brinda. No tiene un cachito de precaución. ¿Cómo se va a drogar delante de una criatura? Nosotros, como padres, somos sus maestros, y al nene todo eso le queda en la cabeza”, se explayó Molina al dialogar con un periodista de este matutino.
Al ser preguntada sobre la relación de pareja que había mantenido con Moreyra, la denunciante recordó que estuvieron juntos por espacio de ocho años, “desde que yo tenía 17 hasta los 25 años”, y que fue mamá a los 21.
“Durante la convivencia, siempre me pegó, principalmente por celos, y también me golpeó después que dejamos de estar juntos, aunque una sola vez”, relató Molina, para luego aclarar: “Hubo empujones, insultos, hasta me escupió en la cara”.
Ante aquellos hechos de violencia, la mujer decidió irse a vivir a la casa de su madre, en La Playosa. “Fue cuando nos separamos, y yo tenía mucho miedo”, agregó.
Tras vivir un año en la vecina localidad, regresó a Villa María por cuestiones laborales, “aunque siempre hubo amenazas de por medio” por parte de Moreyra, según indicó.
Preguntada sobre su ex pareja, Molina dijo que “tiene antecedentes; estuvo ocho meses preso por un hecho de robo, pero eso fue antes de que nos conociéramos”. Señaló también que estuvo detenido en un par de ocasiones por merodeo.
En cuando a su actividad laboral, la mujer dijo que Moreyra “siempre fue un mantenido por mi”, aunque admitió que suele ganarse la vida haciendo changas.
Consultada sobre los hechos de violencia física que dijo haber sufrido mientras estaba en pareja con el padre de su hijo, la mujer recordó un incidente ocurrido en la plaza del centro, “cuando me pegó una trompada, me agarró del pelo y me revolcó por el suelo… la gente vio todo, pero nadie se metió por temor”.
No obstante, indicó que “siempre me pegaba, incluso en casa, delante de nuestro hijo”.
Molina dijo que también recibió agresiones verbales por parte de Moreyra a través de mensajes de texto. “Me decía que yo no era nadie para negarle a su hijo, que soy una hija de p…, una mal parida, e incluso que me iba a matar. Todo eso ya lo conté en la Justicia, pero hasta ahora no han hecho nada al respecto”.
“No sé qué es lo que tengo que hacer. No tengo el respaldo ni el apoyo de nadie, y voy a la Justicia porque son ellos quienes me deben ayudar”, enfatizó la denunciante entre sollozos. Y agregó: “Tengo miedo que esté en una esquina, esperándome para matarme. Estoy cansada de todo esto”.
Finalmente, Molina sentenció: “Si a mi me llega a pasar algo, hago responsable a la Justicia… y que él se pudra en la cárcel”.