Escribe:
Alfredo Koncurat
Aunque parezca increíble, sólo una pequeña porción del enorme excedente económico de este último período de bonanza nacional se ha recapitalizado en el proceso industrial; por ahora, el oscuro peso de la historia y las crisis internacionales impiden una sinergia mayor de crecimiento autosustentable.
Cuando repasamos su evolución, vemos que tras varias décadas con altibajos, pero de crecimiento continuo, la potente industria nacional se vio afectada, como se sabe, por nefastas políticas implementadas por la cómplice dictadura militar.
El pesado legado del Gobierno de facto fue el inicio de un neoliberalismo salvaje que sentenció, ya en la década de los noventa, a la industria a un gravísimo retroceso que dejó profundas huellas: para entonces la producción industrial apenas era comparable con los niveles de 30 años atrás.
Tras la explosión del modelo neoliberal en 2001, la industria nacional recobra cierto vigor, se crean más de 140 mil empresas industriales con más de 1.500.000 puestos de trabajo, crecimiento que se vio afectado, en parte, por las recurrentes crisis internacionales.
Con el proceso de reindustrialización se triplican los parques industriales y de los actuales 300 se estima alcanzar los 550 en 2020, espacios fundamentales para el asentamiento de Pymes, tal y como se ve manifestado en nuestra ciudad.
Industria nacional
Aunque en esta última década el saldo industrial exportable ha crecido significativamente, lejos está de alcanzar valores relativos óptimos: como podemos apreciar, las exportaciones de origen industrial aún son equivalentes a las de origen agropecuario, síntoma claro de lo mucho que falta industrializar uno de los sectores de mayor dinamismo nacional: el agro.
Nuestra provincia, distante de su sobresaliente pasado metalmecánico, hoy no escapa de la realidad nacional donde las exportaciones de origen agropecuario superan sustancialmente a las de origen industrial.
¿Planificación industrial?
Aun con falencias, después de décadas el país vuelve a planificar. El logro de una serie de acuerdos intersectoriales puso de manifiesto el Plan Estratégico Industrial 2020, que busca consolidar el proceso de reindustrialización nacional.
Entre otras, la estrategia ideada va desde la creación de herramientas de financiación, acciones en defensa de la competencia desleal y sustitución de importaciones hasta seducción de empresas extranjeras para que vengan a producir en el país.
Claramente, podemos distinguir una nueva etapa en la vasta historia de la industria nacional, un nuevo rebrote propiciado, como en otrora, por agudas crisis internacionales.
¿Podrá finalmente consolidarse la industria argentina como motor del crecimiento y del progreso nacional?
El desafío es mayúsculo, en medio de una crisis internacional con consecuencias invaluables, se requiere salvaguardar un delicado equilibrio entre sectores con un fuerte convencimiento empresarial y una extrema madurez en nuestros líderes políticos.
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