La madrugada del doble crimen, María Soledad Oliva Paradela escribió una carta de puño y letra y la dejó sobre la cama matrimonial, con la evidente intención de que fuera encontrada por su marido cuando regresara del trabajo.
En la misiva, confeccionada con una birome de color verde y en letra de imprenta y mayúscula, la mujer dejó entrever que mataba a sus hijos y que luego se quitaría la vida, e incluso se refirió a sí misma calificándose como “mierda”.
El contenido de aquella reveladora carta, cuyo texto puede leerse en la fotografía adjunta, es el que se transcribe a continuación: “Fabián perdoname no aguanto más. Te dejo libre para seguir lo tuyo. Yo no puedo seguir, me voy al infierno. Perdón no lo merezco. Estamos en la otra pieza tu mierda e hijos. Me volví loca en muchas cosas”.