El 2 de mayo de 2006 ocurrió una tragedia que cambió para siempre la vida de Priscila Bonisconti de Duarte.
La joven, oriunda de Bahía Blanca, se había casado en enero de ese año con Leonardo Duarte, de Villa María, y vinieron a vivir a esta ciudad.
En abril de ese mismo año consiguió trabajo como profesora de Nivel Inicial en la guardería "Bichito de Luz", del barrio Las Playas, que depende de la Municipalidad.
El día de la tragedia, Leonardo llevaba a Priscila a su trabajo en moto cuando, en Tronador y Porfirio Seppey, chocaron contra un camión.
Leonardo falleció en el acto. Y Priscila perdió una pierna.
La llevaron al Hospital Pasteur donde estuvo internada dos semanas, pero luego, cuando el tratamiento se hizo más complejo, le sugirieron trasladarla y partió con su madre hacia Bahía Blanca, más cerca de la familia y de ahí, al Hospital Alemán de Buenos Aires. En total, pasó sus días internada hasta el 23 de diciembre de 2006.
"Mientras estuvo en el Pasteur, vino Mariela Pajón (responsable del área Minoridad de la Municipalidad y a cargo de la guardería) y le dejó 300 pesos a mi madre, que es el sueldo que iba a cobrar", dijo. De ahí en más, no tuvieron noticias del Estado municipal.
"Me dejaron absolutamente sola y abandonada. Nosotros hicimos una presentación judicial. Al principio, querían desconocer que yo trabajaba en el lugar, y fue muy difícil conseguir testigos, dado que la intendenta de entonces (Nora Bedano de Accastello) les dijo a las empleadas que la que declaraba iba a ser despedida. Los padres tampoco se animaron mucho, porque necesitan el bolsón. Sólo algunos tuvieron la valentía y pudimos demostrar la relación laboral", relató Priscila a EL DIARIO.
"Sin embargo, el martes último se hizo una audiencia de conciliación, donde el abogado municipal, Luis Rey, dijo que por la situación económica, no estaba en condiciones de hacer un arreglo por lo que la causa va a juicio", agregó.
"Me pregunto si no tienen hijos ni familias, para poder ser tan fríos frente a una tragedia", dijo.
Nilda Bravo de Laguna, la madre de Priscila, dejó notar su asombro porque "el Estado, que debe hacer leyes y velar porque se cumplan, sea el primero en no cumplirlas teniendo a gente en negro y desprotegida, sin seguridad social".

Cuatro duelos

Priscila deberá esperar el resultado del juicio. Necesita dinero para continuar con el tratamiento y colocarse una prótesis y por eso está decidida a luchar.
Mientras tanto, tiene que seguir adelante aprendiendo a sobrellevar el dolor.
"Estoy realmente de duelo. Primero, por mi marido, al que perdí después de sólo cinco meses de casada. Después, a mi pierna. En tercer lugar, a mi carrera, porque el estatuto docente de la provincia de Buenos Aires impide ejercer la docencia en el Nivel Inicial si tenés prótesis permanente. Y después, algo que te parecerá una pavada, pero tengo que sobrellevar el deseo de bailar, que me encantaba, me hacía feliz y ahora sé que no podré hacerlo nunca más", dijo. Indudablemente, es un peso muy grande para una joven de apenas 24 años.

Apoyo de la CTA

Camilo Rodríguez, de la CTA Villa María, manifestó su apoyo a Priscila indicando que esta situación es consecuencia del "fraude laboral que comete la Municipalidad contra 300 empleados que tiene como facturantes o contratados".
"Parece que no quieren entender que a cualquiera que le pase lo que le pasó a Priscila, va a quedar desprotegido esperando el resultado de un juicio que suele demorar años", agregó el dirigente sindical.