El coordinador del Servicio de Psiquiatría del Poder Judicial de Córdoba aseguró ayer que “no se detectó una enfermedad que justifique la conducta” de María Soledad Oliva Paradela (29), la mujer que está siendo juzgada por el asesinato de sus pequeños hijos.
El psiquiatra forense Antonio Avalos agregó que la imputada es una paciente epiléptica que presenta “dificultades en el control de sus impulsos”, pero afirmó que dicha enfermedad “no afecta la comprensión” de sus actos.
Al prestar declaración en la tercera audiencia del proceso oral y público que se lleva a cabo en la Cámara del Crimen de Villa María, el reconocido profesional cordobés admitió que Oliva Paradela padece un “trastorno de la personalidad grave, pero no es una alienada” (desequilibrada o psicópata), circunstancia que echaría por tierra la pretendida argumentación de inimputabilidad que plantea la Defensa de la acusada.
Antonio Avalos y su colega Ignacio Dalmases fueron los encargados de realizar la pericia psiquiátrica a la villanovense acusada de “doble homicidio calificado por el vínculo”, por haber degollado a los hermanitos Andrés Samuel y Lucas David Lozano, de 5 años y siete meses, respectivamente, la madrugada del 16 de diciembre de 2010.
También declararon en la víspera los médicos villamarienses Gustavo Alfredo Seghini, Graciela Edith Goldman, José Arancibio Argarate y Lilián Beatriz Rodríguez, además de la docente Adriana Rosa Moreno.
Las entrevistas
“Hicimos varias entrevistas en el consultorio del doctor Dalmases y no detectamos que la paciente sufra una enfermedad mental”, relató Avalos al comparecer ante el tribunal y los miembros del jurado popular.
El prestigioso psiquiatra, que cumple funciones en el Instituto Médico Forense, dependiente del Tribunal Superior de Justicia, confirmó que Oliva Paradela “comprendió la criminalidad del acto” y que al momento de matar a sus hijos “no presentaba alteraciones morbosas de sus facultades”.
“No hubo diagnóstico de brote psicótico”, precisó Avalos y aclaró que “cuando se trata de una personalidad psicótica, no estamos hablando de enfermedad”. Asimismo, reconoció que la acusada presenta trastornos de personalidad, aunque puntualizó que “la epilepsia no afecta la comprensión”.
“Antisocial e impulsiva”
Durante su exposición, el forense de la capital provincial indicó que la filicida presenta “características antisociales” y que se trata de una persona con “dificultades en el control de sus impulsos”.
“Sí hay un trastorno de la personalidad, pero no es una alienada”, destacó Avalos y añadió que durante las pericias practicadas a Oliva Paradela “no se detectó enfermedad que justifique su conducta”.
El especialista precisó que la acusada “no registra enfermedad mental” y al referirse a la psicosis (la que describió como una “alteración del sentido de la realidad”, es decir, cuando una persona “ve o escucha cosas que no existen”), aseguró que “nosotros (él y Dalmases) no encontramos esa característica en la paciente”.
El pediatra
El segundo testigo que compareció ayer fue el pediatra local Gustavo Seghini, quien era el médico de cabecera de los hermanitos asesinados, a quienes había atendido en varias oportunidades.
El profesional recordó que pocos días antes del doble crimen revisó al mayor de los niños, Andrés, y certificó que padecía varicela. Dijo también que “los dos papás (Oliva Paradela y su esposo, Jesús Fabián Lozano) iban a las consultas” y ante una pregunta puntual negó haber visto que alguno de ellos hubiese maltratado a los chicos.
Cuando se lo interrogó sobre la personalidad de la acusada, Seghini señaló: “A veces hablaba más que en otras oportunidades, pero en general era una persona reservada”.
La obstetra
Posteriormente declaró en la sala la ginecóloga Graciela Goldman, quien junto a su esposo y colega Horacio Moyano (fallecido el año pasado en un accidente de tránsito) trajeron al mundo al pequeño Andrés Lozano el 31 de octubre de 2005 a través de una cesárea que definió como “normal”.
La profesional villamariense recordó que la mamá era una paciente epiléptica y que por esa razón fue asistida durante todo el embarazo por la neuróloga Lilián Rodríguez, quien la trató con medicación anticonvulsivante.
Goldman señaló que también atendió a Oliva Paradela durante el embarazo de su segundo hijo, pero que no participó del alumbramiento porque el mismo se produjo en la ciudad de Córdoba. Al respecto, cabe señalar que Lucas había nacido el 29 de abril de 2010, es decir que al momento de ser asesinado tenía apenas siete meses y medio.
Los neurólogos
También comparecieron los neurólogos José Argarate y Lilián Rodríguez, quienes atendieron a Oliva Paradela por su epilepsia en diferentes momentos de su vida.
Argarate dijo que la vio en el “Hospitalito” de Villa Nueva “solamente en dos oportunidades”, cuando la acusada tenía 14 años.
“La había visto el doctor Kesman, en Córdoba, y yo le prescribí carbamazepina 200 miligramos, que es un anticonvulsivo”, explicó el facultativo local, quien precisó que “dicho medicamento no modifica la personalidad del paciente”.
Finalmente, Argarate señaló que al momento de atender a la por entonces adolescente María Soledad, “no presentaba trastornos de personalidad ni de conducta”.
En tanto, la neuróloga Rodríguez relató que Oliva Paradela fue paciente suya mucho tiempo, primero en el Hospital Pasteur y luego en forma particular.
Recordó que llegó con diagnóstico de epilepsia refractaria y que padecía esa enfermedad desde el año y medio o los dos años. Asimismo, explicó que le modificó la medicación, adecuándosela de acuerdo a las necesidades.
De manera coincidente con su colega Argarate, la profesional sostuvo que cuando atendió a Oliva Paradela “no se observaba ningún tipo de alteración de la personalidad” y explicó que “los anticonvulsivantes tienden a serenar el mecanismo de descarga neuronal”.
La directora
Otro de los testigos fue la docente Adriana Moreno, quien en 2010 se desempeñaba como directora del Jardín de Infantes Niños Cantores “Manuel Modesto Moreno” de Villa Nueva (establecimiento educativo que cerró sus puertas a fin de ese mismo año) al que asistía el pequeño Andrés Lozano.
La maestra recordó que en una oportunidad el padre había extraviado el DNI de su hijo mientras realizaba un trámite escolar y que por esa circunstancia Oliva Paradela lo trató mal delante de ella. “Hasta yo me sentí mal”, indicó Moreno.
Dijo también que “Andresito era un niño inquieto como la mayoría de los chicos que van a la escuela” y sostuvo que “una sola vez lo vi golpeado, pero él me dijo que se había caído de la bicicleta”.
El juicio seguirá hoy, desde las 8.30, con la recepción de nuevos testimonios, sobre todo de otros profesionales que atendieron a la acusada.
Se estima que, a más tardar mañana, se estaría agotando la incorporación de pruebas, por lo que posiblemente el lunes podrían formularse los alegatos.
Foto 2-El neurólogo José Argarate atendió a Oliva Paradela cuando tenía 14 años. La vio sólo dos veces en el Hospital Comunitario de Villa Nueva y le recetó un remedio para las convulsiones que sufría por la epilepsia
Foto 3-Graciela Goldman, la ginecóloga que trajo al mundo al pequeño Andrés
Foto 4- Lilián Rodríguez, la neuróloga que atendió a la acusada ya de adulta
Foto 5-Adriana Moreno, docente villanovense
Foto 6-Gustavo Seghini, el pediatra de los niños