Alfredo Grande es médico psiquiatra, psicoanalista, docente y cooperativista, perteneciente a la “Red no a la Trata”. Disertó en el Tercer Congreso Nacional del Interior del país y Primero del Mercosur contra la Trata y la Explotación Sexual, en Villa María. En ese marco, dialogó con EL DIARIO sobre el drama de la trata.
“Yo lo planteo desde el punto de vista cultural e ideológico, no tanto desde lo jurídico sino de los problemas que hacen a la forma de pensar y vivir la vida. Y en ese contexto digo que algo debe estar muy enfermo en la salud para que la trata sea algo posible”, fue lo primero que dijo.
- Muchos sostienen que la lucha debe estar encaminada en crear conciencia en los varones, porque sin clientes no hay trata. ¿Coincide?
“Sí, pero los varones también están formateados desde intereses culturales que van más allá del género. La culpabilidad del consumo de la explotación sexual no pasa por el varón como varón, sino por empresarios, capitalistas, traficantes y es cierto que puede haber predominancia de género pero también es cierto que hay mujeres que regentean prostíbulos. Es un reduccionismo plantearlo desde el tema de género y hay que verlo desde el porqué la cultura reprime la sexualidad y por qué sin luchar por la liberación sexual se ha hecho este atajo perverso de la prostitución y la trata.
Es un tema cultural muy profundo, podemos citar incluso textos biblícos donde la mujer queda condenada de por vida, recordemos la quema de brujas. El ataque a la mujer viene desde hace siglos y no depende de la voluntad de ningún varón para cambiarla.”
- ¿De qué depende?
“De un cambio de las relaciones de los géneros. Pensemos que hasta hace pocos años, décadas, la homosexualidad era una enfermedad. Por eso hay mucho que cambiar. Pensemos que quienes están en el negocio de la trata no lo hacen por ser varones, sino que son varones ligados a la trata. Se trata de una industria y no depende de la voluntad de las partes, tiene interés propio. Me importa poco si los que fabrican droga son mujeres o varones. Hay que mirarlo desde una perspectiva de una industria de altísima renta y enfrentada con arcos y flechas: los traficantes tienen armas de última generación y los que se oponen a ellos están con rifle de aire comprimido.”
- ¿Qué mirada tiene de las razones de la prostitución?
“La sexualidad aún hoy es tabú. No se educa para la sexualidad libre, no se educa para el placer, para la libertad del cuerpo. Sigue siendo muy difícil la educación sexual de las escuelas, sigue habiendo institutos que consideran que la sexualidad es, en el mejor de los casos, un mal necesario. La sexualidad reprimida sigue vigente a pesar del discurso pseudoliberal. Y eso lleva a este aprovechamiento entre el sexo y el dinero. Es algo planetario, sí, pero planetariamente el tema sexualidad no está resuelto.
En alguna época cercana a la década del 60, parecía que se resolvía, pero con el SIDA volvimos muchas décadas atrás.
La prostitución es una de las formas de la sexualidad represora y no podrá ser eliminada fácilmente.”
- ¿Una persona puede elegir hacerlo libremente?
“Creo en la elección libre de muchas cosas, pero no es significativo. El fenómeno de la prostitución no se da por las personas que lo hacen libremente, que son las llamadas VIP, que consiguen gran acumulación de dinero y no hace al problema en sí. Es como la pedofilia. Una persona puede tener satisfacción sexual con los niños -tengo pacientes- pero eso no tiene que ver con la pedofilia, la que si tiene la magnitud que tiene es porque está promovida, porque hay impunidad, porque el niño no tiene ningún lugar donde apelar e incluso las figuras que abusan de él son santas: familia, maestros. Eso es lo que aumenta la pedofilia, no la perversión pedófila de las personas, que tampoco es tan generalizada.
La libre elección del individuo no tiene nada que ver con la desmesura de la industria de la prostitución y la trata.”
- ¿El cliente de un prostíbulo es consciente de lo que puede estar padeciendo la mujer?
“No. La visibilidad de la víctima de trata no existe. En general el hombre nunca se lo planteó, quizás ahora comience a hacerlo con tanta difusión. Ocurre que la mujer no está esposada, picaneada, encadenada, sino que se la presenta como libremente. Esos hombres también están sometidos a una fuerte represión sexual.”
- ¿Cómo definiría a las características de personalidad del proxeneta?
“Es un explotador que busca su lucro, no le importan los medios. En el mundo la lucha del capital para maximixar el lucro es de una crueldad inaudita. Además, no ven a las víctimas porque tienen intermediarios, así como un traficante de drogas no ve al drogadicto. La frase ‘No es nada personal’ es de la mafia, porque no ven a las víctimas. No hay humanidad en el capital, en el ‘serio’ tampoco, aclaremos. No hay ninguna manera de apelar a la humanidad en un proxeneta.”
Diego Bengoa