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Dios estuvo esta semana sentado (sin invitación previa y sin su consentimiento, seguramente) en la mesa de la política. Lo nombró la presidenta Cristina (que sigue marcando el ritmo que inmediatamente bailan sus adversarios) y a partir de ese momento fue un protagonista de discursos propios y ajenos.
Lo mencionó José Manuel de la Sota como “señal de amor” y hasta Mauricio Macri que llegó a Córdoba con actitud devota (contagiado tal vez por la meditación del gurú Ravi Shankar).
La espiritualidad, de pronto, ganó el territorio de la dirigencia que pretende competir con el kirchnerismo en el seno de una sociedad cada vez más fogoneada por las pasiones de simpatizantes y detractores.
Córdoba fue la brújula de la semana. El aterrizaje de Mauricio en zona “gallega” estuvo mezclado con los papelitos celestes y blancos del Estadio Mario Kempes, los tiros en el palo de Messi y los goles de la selección.
“No le tenemos miedo a la presidenta, queremos un país donde se pueda vivir con amor”, dijo Mauricio rodeado por el santafesino Miguel Del Sel (con cierto parecido físico con el Ravi, predicador de la paz), frente a legisladores del PRO reunidos en Huerta Grande.
“Vivir con amor”, una propuesta que resulta un tanto (por no decir completamente) contradictoria con determinadas decisiones de su gestión pública.
Pero somos arte y parte de una sociedad compleja y contradictoria que ha pasado la mayor parte de su historia haciendo equilibrio en la cornisa de los extremos.
Sigamos meditando. Mauricio puso entre montañas y aire serrano los primeros cimientos para la organización de su partido en el “corazón de mi país”.
Y, dicen sus allegados, en la mira para asumir la conducción provincial del PRO está el ex intendente de La Carlota y legislador provincial Javier Pretto.
Pretto, surgido del seno de la UCD, viajó a China junto a su jefe espiritual invitado por el Partido Comunista Chino. Una verdadera paradoja para el siglo pasado.
El joven que estuvo en cargos importantes del Eninder y recorrió caminos junto a Eduardo Accastello, volvió entusiasmado con el país asiático, casi convencido de que las derechas y las izquierdas son apenas una circunstancia y las verdaderas transformaciones surgen del consenso y continuidad de las políticas de Estado.
Este cóctel de diversos intereses “unidos por el amor” (aunque se parezca al espanto) es el preferido de un sector del peronismo que “no le teme a Dios ni a Cristina”.
Y así se mostraron en la foto tomada en el palco del Mario Kempes ante una multitud que festejaba la victoria argentina.
@ Sotto voce: Con la mano levantada...
Con la mano levantada. Así la dejaron a la concejala del radicalismo Nora Landart en la pasada sesión del Concejo Deliberante. La mujer pidió la palabra para expresarse en torno al nombramiento de los síndicos de la Emtupse y el oficialismo sacó de la galera una “moción de orden” para dar por terminado el tema.
“Los bloques escindidos están desvirtuando el debate”, dijo el titular del bloque justicialista, Rafael Sachetto, y con ese argumento truncó el seguimiento de la cuestión
Al radicalismo no le gustó ni medio ni un cuarto. En realidad no le gustó nada.
“Fue un acto de censura impuesto por la mayoría, quedando el debate trunco y sin haberse agotado”, destacaron los ediles boinas blancas Carlos Gagliano y Nora Landart.
El nombramiento de los que ejercerán el control de la Empresa de Transporte Urbano no fue avalado por la UCR ni por el bloque de Capitani.
Es que en este bonus track salieron favorecidos los nombres propuestos por Ricardo Pereyra y Georgina Etchegaray.
“Nosotros queríamos clarificar que lo más conveniente para el Ejecutivo (palabras dichas por Mauro Beltrami) no siempre es la mejor garantía para el control que la función pública del síndico requiere”, señalaron Gagliano y Landart.
Por otro lado, también querían dejar claro en sala que las los síndicos “deben ser ejercidos por miembros de la oposición”.