Finalmente ese pequeño desconocido que habitaba dentro de su cuerpo mostró su hermosa cara. Este primer contacto con tu hijo en brazos será inolvidable.
Durante los primeros días fuera del cuerpo materno el recién nacido deberá acostumbrarse a un nuevo ambiente. Se enfrentará a un espacio mucho más amplio, con mucha luz y ruido. El contacto con la piel de mamá mientras le da el pecho, lo acurruca y lo mima, será una forma de protección y contención, a pesar de que ya no está dentro de su cuerpo.
Cargar al bebé es importante para su desarrollo emocional, especialmente en el primer año de vida; no es malcriarlo. En esta etapa el bebé necesitará sentir la seguridad y el calor que le brindarán sus padres.
Como padres se perciben las señales de nuestro bebé, se siente cuando necesita afecto, cuando está incómodo, temeroso o angustiado y es el momento para contenerlo.
El contacto corporal favorecerá el vínculo entre los papás y el bebé.
Cargar a nuestro bebé favorece su desarrollo neuronal; este contacto íntimo le permite descubrir diferentes sensaciones favoreciendo su desarrollo sensitivo.
Cargar al bebé y establecer el contacto piel a piel permite fortalecer el vínculo entre el pequeño y su mamá o papá, pues necesitará apoyarse en alguien y establecer el apego necesario.
Cuando el niño llora se siente desprotegido, está pidiendo satisfacer alguna necesidad, puede sentir hambre, frío, estar estresado o simplemente quiere sentir el calor y la tranquilidad que le brindan los padres. Al cargarlo y brindarle cariño los padres le transmitirán toda la seguridad y el afecto que necesita, se sentirá querido y esto fortalecerá su autoestima.
En los brazos de la madre el bebé escucha, siente muy de cerca los latidos del corazón de su madre, “recuerda” cuando estuvo en el vientre materno y se siente más tranquilo.
El hecho de cargar al bebé favorece el desarrollo del equilibrio y el sistema vestibular, al mantener al niño suspendido en el aire en los brazos de la madre y a través del balanceo. En estimulación temprana esto es muy importante, puesto que para que el niño sea capaz de sentarse y caminar es necesario que sea capaz de mantenerse en equilibrio.
Los primeros estímulos
Los primeros años de vida son más importantes de lo que se piensa.
Investigaciones recientes revelan que el desarrollo del cerebro está aún incompleto al nacer. Todo lo que el pequeño ve, escucha, toca y siente antes de los tres años tiene un impacto directo en su crecimiento intelectual y emocional.
Estas son algunas de las cosas que puede hacer para ayudar a que su recién nacido tenga un desarrollo mental sano:
-Háblele, cántele y léale. Estas actividades ayudan a ambos a relajarse y proveen una base sólida para el aprendizaje posterior.
-Demuéstrele su amor siendo cariñosa y sensible a sus necesidades. Es imposible “malcriar” a un recién nacido. Los niños crecen sanos física y mentalmente cuando se sienten seguros y queridos.
-Siga una rutina diaria. Esto lo tranquiliza y le da seguridad.
-Sea sensible con el temperamento y la personalidad de su hijo. Esto le ayudará a desarrollar una autoestima positiva.
-Recuerde, sin embargo, que el aprendizaje temprano debe ser divertido para inspirar un entusiasmo por descubrir cosas nuevas que le durará toda la vida.
Fuente: Bebés en camino
Centro Integral de Preparación para el Parto
Patricia Rodríguez de Vodanovic
Lic. en Educación Física, Kinesiología y Fisioterapia
MP 5215
rodriguezpatriciac@hotmail.com