En fallo unánime de jueces y jurados, la Cámara del Crimen de Villa María declaró ayer culpable a la mujer que degolló a sus pequeños hijos en su casa de Villa Nueva y le impuso la pena máxima establecida por la legislación argentina: prisión perpetua.
Luego de los alegatos y en la instancia procesal conocida como “última palabra”, María Soledad Angela Oliva Paradela (29) balbuceó un lacónico “pido perdón”, con la voz entrecortada por las lágrimas, e inmediatamente después el presidente del tribunal, René Gandarillas, dio por cerrado el debate.
El veredicto se conoció apenas una hora y 40 minutos después de que los magistrados y el jurado popular pasaran a deliberar para dictar sentencia. La decisión fue la más rápida que se haya tomado en procesos de similares características desde que se estableció la modalidad de “juicios por jurados”, en mayo de 2006.
Exactamente a las 15.15, la secretaria Gabriela Sanz dio lectura a la parte resolutiva de la sentencia en los siguientes términos: “El tribunal resolvió, por unanimidad, declarar a María Soledad Angela Oliva Paradela autora responsable del delito de homicidio doblemente calificado, por el vínculo y por alevosía, reiterado (dos hechos), en concurso real, en los términos de los artículos 45; 80 incisos 1º y 2º, y 55 del Código Penal, e imponerle la pena de prisión perpetua, accesorias de ley y costas, artículos 12, 19 y 29 inciso 3º del Código Penal; 412, 550 y 551 del Código Procesal Penal. Se hace saber a las partes que los fundamentos de esta sentencia se darán a conocer en audiencia que se fija para el 26 de setiembre de 2012, a la hora 12.”
“El juicio ha concluido”, espetó el juez Gandarillas. Un sepulcral silencio inundó la sala ubicada en el quinto piso de Tribunales y se quebró segundos después con el llanto de María Teresa Paradela, madre de María Soledad.
A su lado, Jesús Fabián Lozano, esposo de la condenada, sólo atinó a bajar la mirada con resignación. Sin embargo, poco después habló con los medios de prensa, ante los que se mostró disconforme: “El fallo me parece totalmente fuera de lugar, yo esperaba la absolución o, como mínimo, que la pena fuera atenuada” (ver nota aparte).
Antes, alegatos
La séptima y definitoria jornada del juicio oral y público se inició a las 9.30 de la mañana con el alegato del fiscal Francisco Javier Márquez y se extendió hasta las 13.35, cuando jueces y jurados se reunieron para arribar a un veredicto.
En primera instancia, y luego de exactamente dos horas y cuatro minutos de exposición, el titular del Ministerio Público solicitó que Oliva Paradela fuera declarada culpable del doble crimen de sus hijos Andrés Samuel (cinco años) y Lucas David Lozano (siete meses) y que, en consecuencia, se le impusiera la pena de prisión perpetua.
Luego, entre las 12.05 y las 13.35, el abogado Antonio Pastor Broggi emitió sus conclusiones, al cabo de las cuales pidió la absolución de su defendida por entender que debía ser declarada inimputable “por su estado de inconciencia” al momento de perpetrar el sangriento episodio, durante la madrugada del 16 de diciembre de 2010 en su casa de barrio La Floresta.
El acusador, contundente
El alegato del fiscal de Cámara no tuvo fisuras. Fue desmenuzando una a una las abundantes pruebas que incriminaban a Oliva Paradela y luego atacó con particular agudeza los puntos por donde Broggi habría luego de plantear su endeble estrategia defensiva, fundada en la presunta inimputabilidad de la acusada.
Con argumentos sólidos y contundentes, Márquez desentrañó definitivamente lo que ya se venía conociendo a lo largo de todas las audiencias de debate: la filicida comprendió la criminalidad del acto y no presentaba alteraciones morbosas de sus facultades al momento del perpetrar el horrendo crimen.
Buena parte de las conclusiones del fiscal hicieron foco en la pericia psiquiátrica, que puso en evidencia que Oliva Paradela “no está loca, como se la quiere hacer pasar para que la declaren inimputable”.
En otro momento de su extenso alegato, Márquez recordó que los niños “estaban durmiendo” cuando fueron degollados, circunstancia que le permitió a la filicida “actuar sobre seguro”. Y agregó: “Los chicos no estaban en condiciones de defenderse”.
El acusador también se basó en los propios dichos de la mujer, expresados en la nota que le dejó a su esposo el día del crimen, y en dos cartas que le envió a su madre desde la cárcel. En todas las misivas dejó en claro que “sabía lo que había hecho”.
El defensor, inconsistente
A diferencia del fiscal, el abogado defensor elaboró un alegato totalmente vacío de argumentos probatorios, enmarcado en una puesta en escena con altas dosis de histrionismo que incluyó gritos, expresiones impropias, ademanes ampulosos y hasta algunas lágrimas en la parte final.
Por demás repetitivo en su discurso y basado en apreciaciones subjetivas y sin sustento, Broggi no pudo salir del jaque en el que lo había puesto el acusador público y sólo se limitó a “opinar” que su defendida es una persona enferma (cabe recordar que sufre epilepsia) y que, por esa razón, encuadraba en las características de inimputabilidad que describe el artículo 34 del Código Penal.
Con el rostro transpirado, tembloroso, siempre gesticulando y dirigiéndose preferentemente al público presente en la sala que a jueces y jurados, el letrado utilizó un lenguaje más propio de una tribuna política que de un estrado judicial.
“No soy de esos abogaduchos mediáticos, de esos que mienten”, enfatizó Broggi en un momento, mientras se paseaba por toda la sala, justamente ante las cámaras de televisión y los flashes de los fotógrafos que cubrían la audiencia decisiva.
En otra de sus expresiones sorprendentes, el abogado señaló puntualmente: “Mi defendida nació con el ‘boleto picado’ por una mala praxis en el Hospital Pasteur”. E incluso fue mucho más allá, cuando puso en tela de juicio la labor profesional de la conocida ginecóloga local Graciela Goldman, a quien también le atribuyó una supuesta mala praxis médica al momento de atender uno de los embarazos de Oliva Paradela.
Apelará el fallo
Tras el veredicto, ya más calmado, el defensor adelantó que interpondrá un recurso de casación ante el Tribunal Superior de Justicia por entender que Oliva Paradela “no es una persona normal”.
En una muy breve declaración, Broggi señaló textualmente: “Esto no termina acá. Una vez que tengamos los fundamentos de la sentencia seguiremos con la casación y agotaremos todas las instancias habidas y por haber, porque mi defendida no es una persona que esté normal, sino que tiene un problema que acá se ha probado. Nada más”.
Por su parte, el fiscal de Cámara declinó formular declaraciones en relación al fallo condenatorio. “No creo que en este momento sea prudente”, se excusó Márquez al ser consultado por EL DIARIO.
LAS FOTOS:
1- María Soledad Oliva Paradela fue declarada culpable del doble asesinato de sus hijitos Andrés y Lucas y recibió la pena máxima: prisión perpetua. Aquí, esposada y flanqueada por agentes penitenciarias
2- “No soy de esos abogaduchos mediáticos, de esos que mienten”, enfatizó el defensor Broggi al improvisar un alegato sin sustento probatorio, repetitivo y con manifestaciones impropias
3-Apenas conocida la sentencia, la madre de María Soledad lloró desconsoladamente y se retiró sin hacer declaraciones
4- La acusada “actuó sobre seguro, porque los chicos no estaban en condiciones de defenderse”, aseguró el fiscal Márquez al hilvanar un alegato sin fisuras, base de la durísima condena