¿Es rentable hacer azafrán en la zona de Villa María? ¿Cómo es el manejo del cultivo? ¿Hay mano de obra especializada? Estos y otros más son los interrogantes que aparecen al momento de acercarnos al cultivo del azafrán, algo que parece tan lejano.
Lo primero es lo primero: ¿qué es el azafrán? En los siglos XII y XIII, el comercio renació con fuerza en Europa y la mayoría de los países se preocuparon de intercambiar sus productos con el fin de satisfacer las necesidades de una población en constante crecimiento. Entre las mercancías que se traían a Europa de lejanos países de Asia se encontraban -junto con el oro y la plata- sedas, tapices, piedras preciosas y, sobre todo, especias como pimienta, clavo de olor, canela y -el más valioso de todos- el azafrán, que era utilizado como condimento, fármaco y colorante.
Federico Giusti y Guillermo Vionnet egresaron de la Licenciatura en Administración Rural (de la UTN Facultad Regional Villa María) con un trabajo de seminario final donde abordaron varios aspectos del cultivo del azafrán en la zona de Villa María (en un radio comprendido de 15 kilómetros). “Cuando nos ponemos en marcha, empezábamos a ver que la información era poca, por un lado se decía que el azafrán era una gran oportunidad porque era la especie más cara del mundo, un negocio bárbaro, pero nosotros tomamos eso con pinzas y empezamos a investigar y hablar con gente que sabía del tema y también producía”, contó Federico Giusti.
Uno de los acercamientos más importantes de los estudiantes (en aquel momento -año 2010-) fue con un grupo de Cambio Rural de Alta Gracia (formado por productores independientes de azafrán). “En el momento en que estábamos haciendo la investigación, ellos hacen una charla en Alta Gracia, nosotros vamos y empezamos a ver cómo se producía el azafrán. Ellos habían producido azafrán de bulbos traídos de Mendoza, lo reprodujeron y de eso reproducido obtuvieron azafrán de alta calidad. Además, se mostraban muy objetivos para trabajar y todo lo abordaban de acuerdo a su experiencia en el tema”, explicó Giusti.
Después de esa charla, decidieron reestructurar la investigación, donde los objetivos planteados pasaron por ver los aspectos comerciales y productivos, cuáles eran las perspectivas a futuro y dejar sentado por escrito una base de información para aquel que le interese.
Investigación
El capítulo uno de la investigación se enfocó en la parte técnica, por lo cual se apoyaron en una publicación de los ingenieros de INTA La Consulta (Mendoza), José Portela y Luciana Poggi, porque la provincia cuyana estaba avanzada en la producción de azafrán.
“También, decidimos hacer encuestas a 10 productores locales, consultándoles dónde hacían su producción, cómo era el manejo, cuántos cormos (bulbos) habían comprado y en el final de la encuesta le pusimos los requerimientos básicos y le preguntábamos si los conocían y los habían aplicado, con la idea de ver si más o menos se producía según la forma que se recomienda, aunque no hay una receta específica para nuestra zona”, sostuvo Federico Giusti.
El procesamiento de los datos obtenidos de las encuestas dio como resultado que no se aplicaban las técnicas adecuadas de manejo y la producción era escasa. “Sacamos un promedio y cada productor tenía 350 bulbos en condición de florecer, cuando necesitás 75.000 para tener un kilogramo. Además, en la encuesta se preguntó por qué habían decidido hacer esa producción y la mayoría respondían que lo había hecho como una inversión y que la había impulsado el valor que tenía el azafrán, que es lo que primero se escucha”, detalló uno de los investigadores.
Cara a cara con los productores
Frente a la situación generada, después de realizar las encuestas a los 10 productores locales de azafrán, decidieron organizar una charla denominado “El azafrán, un cultivo a tener en cuenta”, donde el INTA les facilitó un ingeniero de Río Cuarto, que habló sobre la cuestión técnica del cultivo. “Además, vinieron el grupo de Cambio Rural de Alta Gracia, que no compartió el criterio del ingeniero de Río Cuarto. Entonces, ahí sacamos dos conclusiones, por un lado teníamos que hacer otra cosa, porque sentíamos que habíamos quedado en deuda porque nos faltaba información para darle al productor, y por otro lado descubrimos que hay una excepción, porque en Villa Nueva hay un productor (que falleció, pero continúa su hija) que tiene un azafranal que se exceptúa de todos los que entrevistamos por la cantidad de bulbos -sobre todo se dedica a esto- y la producción de azafrán que realiza. Entonces, pusimos en la investigación que hay un caso que se exceptúa, pero esta persona no tenía una producción científicamente avalada, ya que no estaban registrados sus manejos”, comentó Giusti.
La actividad posterior fue el encuentro de los productores con el grupo de Cambio Rural de Alta Gracia, el cual abordó una charla técnica en la Universidad (UTN Villa María) y después se hizo una recorrida por los cultivares. “Entonces, ahí se terminó de comprobar lo de la encuesta, porque vieron que los manejos no eran buenos y era un retroceso en la producción”, remarcó.
-¿Cómo es la mano de obra y la cosecha?
-El trabajo de manejo y cosecha del azafrán es muy particular y cuidadoso hasta el momento de floración y pos floración. “Se realiza todo a mano y en España es una tarea familiar y tradicional, donde primero se recoge la flor y se pone en canastos para que no se aplaste, después se separa el estigma de la flor (ésta ya no sirve) y así se obtienen las hebras, que se secan (cerca de una estufa o al lado de unas brasas). De este modo, se obtiene el azafrán que se puede comercializar en hebras o molido”, reveló Federico Giusti.
Según el INTA, en todo el proceso descripto se necesitan 50 jornales, que puede ser una persona trabajando ocho horas durante 50 días o tres haciendo la tarea durante 15 días. “Haciendo la cuenta, un jornal a 100 pesos el día, tenés 5.000 pesos, además no cualquiera puede hacer ese trabajo, tenés que hacer bien las cosas, porque el azafrán puede perder calidad y precio. Lo que se recomienda es recoger la flor del azafranal en un período de 15 días antes de que se abra, porque sino se contaminan las hebras y pierden la calidad. Para nuestra zona, la cosecha es en el mes de marzo, pero, ¿qué pasa? Para que se induzca la floración tiene que haber una temperatura de 17 grados centígrados, pero acá en marzo tenemos más, si hay más de 17 grados no se florece. Asimismo, hay distintas formas de inducir la floración a pequeña escala (puede ser con una cámara -pieza con aire acondicionado- a temperatura controlada)”, afirmó el egresado en Administración Rural.
En este sentido, las preguntas a las que llegaron Guillermo Vionnet y Federico Giusti, en el caso de que se produzca un kilogramo de azafrán, son: ¿existe la mano de obra? ¿La mano de obra está especializada? “Otra cosa es que no hay bulbos, porque si uno quisiera producir un kilogramo no tenés quien te produzca los bulbos y es antieconómico comprar 75.000 bulbos -que no los hay- a 25 pesos cada uno”, agregó.
-¿Cómo es el mercado del azafrán?
-El azafrán que se consume en la zona de Villa María es de origen importado (desde Irán y España, que, según afirman los conocedores, es el mejor del mundo). La mayoría del azafrán que se compra es en polvo y en cápsula de dos decigramos a un precio estimado -por kilogramo- de 85.000 pesos y en hebras es de 170.000 pesos (precio de 2010) por kilogramo. En nuestra cultura gastronómica no está instalado este consumo, pero las bebidas cola y el fernet lo llevan.
“También, hay que tener cuidado, porque al azafrán molido te lo pueden vender como de alta calidad cuando a lo mejor es una mezcla de uno de buena calidad con uno de mala. Nosotros también hicimos un análisis de calidad de acuerdo al Código Alimentario Argentino, donde una de las muestras nos dio que era azafrán de calidad, mientras que la otra no cumplía con los requerimientos. Además, hicimos un análisis de crocetina, que es un pigmento que tiene el azafrán, donde uno nos dio también positivo y otro negativo. Hay que tener cuidado con esto, porque fue el primero que hicimos en la facultad y se tomaron sólo dos repeticiones sin poner a punto la muestra”, resaltó Giusti.
Conclusiones poco alentadoras
Como conclusión final, Guillermo Vionnet y Federico Giusti consideraron que la compra de cormos de la mayoría de los productores fue acompañada de un inadecuado asesoramiento, en la zona no existe mano de obra calificada para las tareas de posfloración, la calidad del azafrán ofrecido no es un factor muy tenido en cuenta en el perfil del consumidor local y desde el punto de vista comercial no se han realizado acciones para insertar la producción de la zona.
LAS FOTOGRAFIAS
1) Federico Giusti informó que hicieron encuestas a 10 productores de la zona. Todos cultivaron azafrán impulsados por los buenos precios
2) El cultivo, preciado en el mundo, todavía no encontró su nicho en la región
3) Giusti y Guillermo Vionnet, los autores del informe presentado recientemente en el Cytal