Café Tacvba (se lee Tacuba como su vieja forma de llamarse) se presentó en la Plaza de la Música ante unas 1.500 personas. El café se sirvió bien caliente y muy cargado de baile, buen sonido, rock del bueno y una puesta que enamoró hasta a los que fueron sin conocerlos demasiado.
La Madre del Borrego fue la encargada de abrir la noche. Los cordobeses hicieron mover a unos cuerpos que tímidamente querían dejar atrás el jueves de ciudad. Por eso fueron a la Plaza de la Música. Para escuchar de la buena y bailar con ella.
Para eso tenían que continuar los Café Tacvba, quienes pusieron mucha, muchísima buena onda en el lugar, y con Rubén Albarrán a la cabeza que se luce en cuanto al show se trate. Porque con él, el que no baila o canta o se ríe, no tiene sangre.
El baile y el salón fue el primer tema, y merecía que fuera ese. Luego de agradecer la convocatoria, desearon que bailaran y cantaran mucho. “Que sus problemas y sus dolores se disuelvan en un baño de sudor que nosotros proporcionaremos. Supimos que llegaron tarde porque manifestaron, pero sobre todo nos manifestemos en el amor”, dijo Rubén y siguió con una seguidilla de temas Cómo te extraño mi amor, Las flores, La ingrata dedicado a las mujeres que “son muy gratas” Cero y uno, El ciclón, Eo (El sonidero), La locomotora, Volver a comenzar, No controles.
El sonido es imponente, la buena onda -y remarco esto- se palpa, se baila, se canta, se siente con los Café. Quienes a punto de sacar un nuevo CD que grabaron en todas partes de Latinoamérica, reglaron en Córdoba la mayoría de sus éxitos de estos más de veinte años.
Café Tacvba es una de esas bandas que en vivo suenan tremendo, de “puerca madre” como dicen. Es una banda que en las radios tuvo sus momentos de mayor alcance en otros años, pero que más allá de eso, siempre cosecha gente, aplausos y baile. Y muchos de ellos conocedores de la buena música.
Una dosis de mexicanismo
“El autoritarismo de izquierda o derecha esta a la orden del día. Gracias a los estudiantes de México, Chile, Argentina, que nos muestran que hay otras cosas de las que no vemos y pelean contra políticos que compran y venden, contaminando el agua, la tierra, el aire. Nos preguntamos qué vamos a beber, qué vamos a comer. Es todo puro oro, puro billete, pura chingadela”, dice un Rubén ya más picante. Como las comidas típicas de ellos, por más que a veces tanto picante por demás sea una argentinización del menú mexicano. Lo que no está de más es Café. Que sabe el equilibrio entre la crítica, la buena onda, cómo decirlo, cómo polemizar…
Déjate caer, Chilanga banda, Fin de la infancia, La chica banda, De este lado del camino (tema nuevo), El espacio, continuaron la lista hasta que llegó el turno de la parte más lenta de la banda. El lado más romántico, un downtempo para relajar, luego de que pidieran un abrazo multitudinario. Así sonaron los temas Eres, Al mediodía, Esa noche, El metro, El puñal y el corazón.
Eso parecía el fin. Pero no. Volvieron y lo hicieron de la mejor manera. Con homenaje incluido. Y fue con Juego de Seducción de Soda Stereo, para lograr el último gran “bailepogo” de la noche. Con Gustavo ellos tocaron y gracias a Soda Stereo el cariño por Argentina aumentó por parte de ellos.
Ellos, por su parte, hacen que nuestro cariño por México sea aún mayor. Que queramos verlos más seguidos, que nos mexicanicemos de vez en cuando. Pero con el equilibrio que ellos saben transmitir, sin empacharnos y pidiendo nuevamente un café bien cargado.
Juan José Coronell