Mario Bragachini, técnico del INTA, destacó en una nota la visión del organismo sobre el futuro del sector agropecuario del país, asegurando que el futuro está garantizado en la medida que se potencie las políticas de agregado de valor en los lugares de origen, dando ejemplos de cadenas como la láctea y la porcina.
“En el Plan Estratégico Agroalimentario 2020 queda bien en claro que en el país existen más de 35 cadenas agroalimentarias que merecen ser atendidas y sinergizadas estratégicamente para que crezcan en su producción y productividad, agreguen valor en origen a la materia prima (principalmente a los granos por ejemplo), los transformen en alimentos balanceados para animales, transformándolos posteriormente en proteína animal carne, leche, cerdo, pollo (carne y huevo), peces y posteriormente y a través de Pymes asociativas esas proteínas y/u otros productos agroalimentarios sufran en origen un proceso industrial secundario para transformarlo en alimento de góndola con destino al mercado interno y de exportación”, dijo Bragachini.
“Este proceso no se da solamente en las cadenas de proteína animal/sorgo/trigo, sino que existen muchas otras industrializaciones, como ser la molienda seca y húmeda de maíz o bien procesos bioenergéticos como el etanol y/o el biodiésel de soja o bien el biogás industrial a partir de la biodigestión de la planta entera de maíz o sorgo picado fino y ensilado, esto último para zonas donde la energía de red (gas/electricidad) sea una limitante para el desarrollo de la región”, agregó.
“Argentina puede producir más de 8 m/t de carnes en 2020 (un 70% más que lo actual) y exportar con alto valor agregado (carne bovina, pollo, cerdo, carne ovina, pescado, etcétera). Hoy Argentina importa cerdo, se exporta carne vacuna muy por debajo del potencial, se exporta el equivalente de 3.000 m/litros de leche industrializada (se producen 12.000 m/litros y se pueden producir 16.000 m/litros en 2020), todo un desafío lo constituye el desarrollo de nuevos productos y mercados.
Está claro que la soja, el maíz, el trigo, el girasol y sorgo, la alfalfa pura y consociada son los cultivos que se llevarán el 80% del área de siembra de Argentina que está en el orden de las 33 m/ha de siembra con 3 m/ha de doble cultivo; otros cultivos y el área de fruti-horticultura hacen hoy un área de cobertura de 31/32 m/ha supuestamente arable, pero la realidad es que el 82% del área se realiza en siembra en directa y esa definición ya quedó obsoleta porque lo que se hace en Argentina es sembrar sin labranza y con cobertura de residuos dejando los procesos naturales de formación de suelo lo menos alterado posible”, dijo.
Finalmente, confió en que “la Argentina será en 2020 un país líder en el sector agropecuario, agroindustrial y agroalimentario.
Para que ello ocurra se está generando en el país un trabajo desde al Ministerio de Agricultura y el INTA, más el Complejo Cooperativo Argentino y otras instituciones públicas y privadas una fuerte concientización a nivel de productores genuinos sobre la necesidad de superar el compromiso de la producción primaria”, concluyó.
Ejemplo de cómo se multiplica el desarrollo de puestos de trabajo con el Valor Agregado en Origen:
Cada 10.000 toneladas de grano en la producción primaria se generan 15 puestos de trabajo, en cambio si se participa de toda la cadena se genera hasta:
•553 puestos de trabajo en la cadena del trigo desde la producción primaria hasta la industria.
•715 puestos de trabajo en la cadena porcina desde la producción primaria hasta la industria.
•405 puestos de trabajo en la cadena aviar de carne y huevo desde la producción primaria hasta la industria.
•668 puestos de trabajo en la cadena láctea desde la producción primaria hasta la industria.
•1.153 puestos de trabajo en la cadena bovina de carne desde la producción primaria hasta la industria.