Escribe: El Peregrino Impertinente
El almanaque no miente. Si dice 23 de febrero es 23 de febrero. Si dice 14 de agosto es 14 de agosto. Y si dice 25 de Mayo esquina Buenos Aires es EPEC.
Le hacemos caso entonces y prestamos atención a lo que nos señala ahora: el próximo viernes es 28 de setiembre, lo que en este 2012 significa el comienzo de la Fiesta Nacional de la Cerveza. Mozo, que sean tres.
El evento es uno de los clásicos del calendario turístico nacional.
Una celebración masiva que durante dos fines de semana consecutivos (con actividades durante la semana) alborota nuestras sierras de una manera escandalosa. Villa General Belgrano se convierte entonces en el centro de la diversión. Cientos de miles de litros de la espumante bebida atiborran las gargantas de turistas llegados de todos los rincones de la Argentina e incluso del extranjero. El estímulo etílico es más que suficiente para que después frases del tipo “¿qué, acaso mi plata no vale?”, “ma’ sí, total después de ésta no hay otra” y “¿vos sabés cuánto te quiero yo a vos?” se repitan sin cesar.
Son 11 jornadas (del viernes próximo al lunes 8 de octubre) de algarabía, con grandes desfiles populares, muchísimos conciertos y empinadas de codo a toda hora.
Números por
partida doble
No caben dudas de que la Oktoberfest es una cita muy especial. Se celebra en la localidad del Valle de Calamuchita desde hace 49 años y cada vez tiene mayor repercusión: se calcula que en cada edición recibe un promedio de 150 mil visitantes. Pero como hasta los encargados de contar gente ven doble, habría que reducir ese número a la mitad.
Así son las cosas. Basta con acercarse a las inmediaciones del municipio de rasgos alemanes para caer en cuenta de la magnitud del asunto.
Con decir que varias localidades aledañas, como Santa Rosa, Los Reartes y Villa del Dique ven colmada buena parte de su capacidad hotelera durante la fiesta, gracias al “Efecto rebote”. Si hasta un vecino de Dalmacio Vélez abrió unas cabañas pensando heredar algo del sobrante.
Bueno, estimados turistas de la cerveza, aprovechen la coyuntura y disfruten como se debe. Pero después me dejan todo ordenado, que me alquilé una cabañita en Villa Berna para finales de octubre y no quiero andar limpiando enchastres.