Escribe: Jesús Chirino
A finales de la década del 20 del siglo pasado se comenzó a construir el Palace Hotel en la esquina de las calles Mendoza y Bolivia -actual Antonio Sobral-. Esa importante obra decididamente amplió la oferta hotelera de la ciudad.
Hotel Plaza y otros
Si bien Villa María, centro de un importante nudo de vías de comunicación terrestre, poseía una interesante oferta hotelera a finales de los años ´20, con la construcción del Palace Hotel, la misma sufrió una importante transformación. Cuando a finales de esa década comenzó a erigirse el nuevo edificio, hacía años que el Gran Hotel Colón de P. Quercia ofrecía “40 habitaciones en departamentos altos y bajos”, con “luz y ventilación eléctrica” y “baños calientes”. También publicitaba su “cocina de primer orden” y “comodidades para automóviles”. Estos datos quedaron registrados tanto en la prensa de la época como en una nota que, en 1918, el propietario dirigió al presidente de la comisión vecinal a cargo de la administración del Estado local, quejándose por problemas en el suministro de energía eléctrica al hotel.
Por esa época también ofrecía sus servicios el Hotel España de Francisco Rodríguez. Cuya especialidad eran los “vinos extranjeros” y prometía “comodidad para familias y pasajeros”.
Por otro lado el Hotel Internacional, “al lado de la Casa Dell´Acqua”, propiedad de Antonio Rolando, en el año 1925 presentó un permiso para construir en la planta alta de su local sobre calle Corrientes. Por su parte el diario cordobés Los Principios, en su edición del día 8 de noviembre de 1927, publicó un artículo titulado “El Plaza Hotel de Villa María está muy bien acreditado”. Allí se dan detalles del importante hotel ubicado en la esquina formada por las calles San Martín y Entre Ríos. El hermoso edificio, del cual aún se conserva parte, con frente a las dos calles había permitido la instalación del moderno hotel propiedad de Santos Redondo, Atilio Capovilla y Cía. El Plaza, inaugurado el 25 de enero de 1926, ofrecía diversas comodidades a los huéspedes. En el referido artículo se escribió que sus 27 “habitaciones confortablemente amuebladas permiten ofrecer especial acogida y confort a los pasajeros y viajantes, que obligados por sus actividades, visitan la ciudad de Villa María”. Aparte de las “habitaciones para familias… dando así oportunidad a que el viajero halle reunidos en un mismo hospedaje todas las comodidades relacionadas con el confort moderno…”, también ofrecía “amplios salones que le permiten realizar bailes y banquetes”. Es más, la nota de Los Principios señala que “habiéndose recientemente efectuado una de las más brillantes reuniones sociales de Villa María, organizada por el Sport Social Club, y cuyo servicio y atención dieron crédito al Plaza Hotel para futuras reuniones análogas”.
El lujoso Palace Hotel
Pocos meses después que apareciera la referida nota periodística, en agosto de 1928, ya estaba en proceso la construcción del Palace Hotel. Mediante la Ordenanza N° 210, el poder político municipal concedió a Santiago Balerdi, “por su propiedad destinada a hotel”, exención de impuestos por el plazo de diez años, a cambio de que escriturara a nombre de la Municipalidad una fracción de terreno de casi tres metros y medio de frente, por calle Mendoza, y un fondo que abarcaba toda la extensión del lote. Debe aclararse que para entonces esa porción del terreno que compró Balerdi ya estaba ocupado por la calle Bolivia -actual Sobral- y continuó siendo parte de esa arteria vial.
Iniciadas las obras para la construcción del nuevo hotel, las mismas avanzaron con cierta rapidez. En 1929 Balerdi pidió autorización para colocar una cañería de desagüe que se uniera con la que venía desde la Estancia La Negrita hasta el río. La instalación de esa cañería subterránea fue autorizada en 1930. En mayo de ese mismo año el hotel abrió sus puertas. Leyendo la prensa de la época podemos ver quiénes fueron responsables de esa importante obra.
El profesional a cargo del emprendimiento fue el ingeniero y arquitecto Angel T. Lo Celso, que tenía su oficina en Caseros 463 de la ciudad de Córdoba. En tanto que la empresa constructora fue Ambrosio Bruno y Hnos., que también tenía sus oficinas en la capital provincial. Por su parte la herrería, tanto la de obra como la artística, fue trabajo de la firma cordobesa Carello Hnos.
En tanto que la empresa rosarina “Angeleri, Jacuzzi & Cía.” se hizo cargo de proporcionar los artefactos sanitarios para el moderno hotel que asomaba a la vida cuando estaba apareciendo lo que se denominó crisis del 30.
El hotel fue concebido principalmente para aquellos que transitando el camino de Buenos Aires hacia la ciudad de Córdoba pudieran pasar la noche aquí y luego emprender, descansados, el viaje a la capital provincial. Es decir, que básicamente se apuntaba a sectores muy acomodados económicamente hablando. Por ello se lo equipó con lo mejor del momento. Entre los novedosos elementos que se instalaron estaban las máquinas para lavar platos y copas “Crescent”, las mezcladoras, picadoras y molinos marca “Hobart”, las cortadoras de fiambre “Berkell”, todos elementos que fueron suministrados por la firma Van Berkell de la ciudad de Buenos Aires.
En tanto los importantes mostradores con que se equipó el hotel, junto a las estanterías que se colocaron en él, fueron adquiridos a la firma cordobesa “R. Glickman e Hijo”. Desde Capital Federal llegó todo lo necesario para lavar, planchar y secar la ropa. La empresa Morea & Cía. fue quien proporcionó estos elementos.
Por su parte la firma, de Rosario, “La casa Kuttnig y Trovato” se hizo cargo de las calderas y todo el sistema de calefacción central. En una propaganda publicada en “El País”, el día 13 de julio de 1930, el Palace Hotel se promociona como “moderno y económico. Habitaciones desde $3 diarios”, se aclara que existían precios especiales para viajantes. Allí también se dice que el hotel contaba con “120 habitaciones - 92 baños - Cocina moderna a petróleo - Bar - Comedores - Confitería - Salones para fiestas - Garaje propio, gratis - Lavadero para ropa”.
Sumando el Palace Hotel a la oferta hotelera de la época, Villa María iniciaba la década del 30 con una gran oferta para el alojamiento de viajeros. Pero la crisis ya asomaba trayendo tiempos duros que también afectarían el negocio hotelero.